La prostitución es la profesión más antigua del mundo – o como dice la Asociación Para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida (APRAMP) de España “la esclavitud más vieja del planeta” –. Un oficio que se practica en centenares de países y, claramente, Venezuela no es la excepción. Ocupación que ha cambiado con los años, antes se ejercía de manera discreta mientras que ahora no lo ocultan sino que lo promocionan por diferentes medios.
Este año, en el estado Miranda, instalaron unas vallas con contenido erótico en los municipios Chacao y Baruta. La publicidad invitaba a las personas mayores de 18 años de edad a visitar los portales web: Vip Máximo y La Boca Roja, páginas con contenido pornográfico. Pero, el Ministerio Público ordenó a ambas entidades retirar los gráficos de las calles. La medida fue acordada por el Tribunal 3° de Control del área metropolitana de Caracas con competencia en delitos de Violencia contra la Mujer, a solicitud de la fiscal 82° nacional, Mercy Ramos.
Sin embargo, y pese al esfuerzo de proteger a las trabajadoras sexuales, hay una población – en el mismo gremio – que se encuentra excluida de estas labores: el género masculino. Que a pesar de ser una actividad más voluntaria que por obligación - como en el caso de las mujeres – no se aleja de los maltratos, riesgos de enfermedades e injusticias. En Venezuela no existe alguna ONG, institución u organización que apelen por la protección del hombre dedicado a este oficio – o en su defecto, maltrato doméstico –. Pero, no queda más que cerrar con las siguientes preguntas: ¿A dónde recurre un hombre que es maltratado o abusado en Venezuela? ¿Quién defiende al hombre venezolano?
PUBLICADO: 05 de noviembre de 2014