La arepa es la punta del iceberg de un movimiento mundial que engloba gastronomía, cultura, emprendimiento e innovación. En esta primera entrega, hablamos de cómo el éxodo venezolano —ése que se lleva “la arepa debajo del brazo”— se integra en mercados internacionales generando oportunidades, intercambio cultural y crecimiento económico a donde llega… y más allá
A modo de broma, suelo decir que Madrid pronto cambiará su nombre a “Nueva Caracas”. Basta con “parar la oreja” en la capital y sus alrededores para identificar el acento predominante y confirmar el dato del último censo: con más de 130 mil habitantes, los venezolanos somos el mayor colectivo extranjero de la Comunidad de Madrid, superando a Ecuatorianos, Colombianos, Rumanos y Marroquíes…
Es la actualidad de una curva de crecimiento que se acentuó en 2016 (y continúa subiendo) y que, en la práctica, deriva en una comunidad extranjera profesional y emprendedora, que aporta a la economía y al desarrollo local. Este fenómeno, muy visible en España, ha sucedido, en mayor o menor medida, en distintos lugares del mundo… Y es lo que nos permitió identificar lo que venía.
Mi esposa y yo —que ya sumábamos algunos añitos trabajando en estrategia— vimos el potencial de la arepa y teníamos, entre ceja y ceja, la idea de “ponerla de moda” internacionalmente. “Llegó el nuevo sushi, el nuevo taco, la nueva hamburguesa”. Habíamos visto la tracción, el mercado y los canales. Sólo faltaba el chispazo inicial…
Y eso sucede en 2017, cuando Mercadona (con diferencia la mayor cadena de supermercados de España) hizo lo que siempre hace cuando un producto funciona: lo versiona, elimina intermediarios y lo vende más barato con su marca blanca. Así, la popular Hacendado se estrenaba también como harina para arepas, haciendo frente al referente histórico (y genérico) de la categoría, “harina PAN”… Acaso el primer síntoma del boom que experimentaría la industria en apenas 5 años.
En ese momento vimos la oportunidad de presentar a P.A.N. nuestro proyecto de La Ruta de la Arepa: una plataforma de alcance global que acompaña e impulsa esta tendencia, con el auspicio de Empresas Polar y el apoyo institucional del gobierno de la Comunidad de Madrid que preside Isabel Díaz-Ayuso.
Arepa es negocio
Hoy en día, el boom es más que notorio. Hay ya más de 5 marcas de harina comercializándose en España, siendo las más vendidas Hacendado y P.A.N., seguidas por Masarepa, de Goya (el gigante de los productos latinos que hasta hace poco distribuía las marcas de Polar en EEUU y Europa). Crecen y se reproducen PYMES alrededor del segmento: productores de quesos “latinos”, empanadas, yuca, salsas y, por supuesto, tequeños. Los “reyes de cualquier boda venezolana”, son hoy uno de los snacks que más rápidamente se propagan en España, donde mellan el mercado de las todopoderosas croquetas y ya se consiguen en cines, restaurantes y grandes supermercados. Se cuentan también miles de pequeños emprendimientos en hostelería y restauración que terminan aportando al tejido productivo y la economía local de ciudades y pueblos… cosa que el europeo agradece.
Pero el impacto de esta economía de la arepa va más allá: para sorpresa de muchos, casi la totalidad de la harina que se comercializa en Europa en la actualidad es “Made in Italy”. Molino Favero, desde Padova, fabrica las marcas líderes en España, mientras que la turinés Molino Peila produce la Masarepa de Goya. Los italianos, con el know-how de la polenta que consumen en el norte, supieron diversificar su oferta y procesar una harina para arepas de altísima calidad; mercado que les ha supuesto un incremento de 20-25% en la producción (según estimaciones del mercado). Nada mal para un nicho que ni siquiera tenían contemplado hace un lustro.
Caso similar al de Argentina, donde la tradicional marca Presto Pronta del grupo ARCO, líder del mercado, rápidamente sacó su propia harina para “adueñarse” de la tendencia (incluso han trabajado con Catherine Fulop como imagen). Esto sucedía mientras Polar montaba tienda en el vecino mercado de Chile con el mismo objetivo.
En EEUU es ya conocida la acérrima competencia que surgió en el último año entre Polar y Goya (antiguamente aliados) por el liderazgo de ventas de la harina arepera. Y en Europa, la “guerra” es similar. P.A.N., que desde 2021 celebra el “mes de la arepa” en septiembre, acaba de presentar en España su primera arepa congelada: un lanzamiento que busca principalmente posicionar a la marca, además de eliminar las barreras de un consumidor internacional (no latino), que pudiera percibir la preparación tradicional (mezclar, amasar, cocinar) como un obstáculo.
Arepa es cultura
Detrás de cada arepa que se consume fuera de Venezuela hay una historia y ésa ha sido la inspiración detrás de La Ruta de la Arepa. Historias de quienes crean, fomentan e integran armónicamente su cultura en el mundo. Por eso hablamos de una nueva Ruta de la Seda; un nuevo network mundial que crece y que está unido por cultura gastronómica, valores comunes y el espíritu de superación que caracteriza al emigrante venezolano…
Porque esta visión de la “arepa global” tiene próceres: la idea de celebrar el Día Mundial de la Arepa en 2012 como una solución a la nostalgia. “Quisimos unir a todos los venezolanos en el exilio; en ésa época no éramos tantos”, cuenta Rafael Mourad, uno de los creadores de la iniciativa junto a su esposa Tania Rimer, Luisana La Cruz y Tony de Viveiros, todos fundadores de la asociación Venmundo. “Veíamos que en los grupos de Facebook la gente lo que preguntaba era dónde conseguir harina PAN o los adaptadores de corriente para el tostiarepa. Es lo que siempre nos ha unido”. En Ciudad Real (Castilla-La Mancha), la pareja Mourad-Rimer ayuda a inmigrantes —en su mayoría venezolanos— a montar sus propias empresas y a desarrollarse, impulsando así el ecosistema local. Cuentan con el apoyo de ACNUR.
Y así es como, desde hace 10 años, cada segundo sábado de septiembre, los venezolanos en todo el mundo nos ponemos de acuerdo para celebrar nuestro plato más emblemático. Este “network” pasa por Atlanta, donde Ximena Montilla, psicopedagoga especializada en crianza bilingüe, quien ha sabido usar la arepa como vehículo educativo. Radicada en Atlanta, Ximena habla del “español como lengua afectiva” en su charla TED, ha publicado el libro infantil Soy la arepa como una herramienta para ayudar a los padres venezolanos en el exilio a transmitir parte de su identidad. La versión en inglés del libro, por cierto, recibió el prestigioso reconocimiento Mom’s Choice Awards. Este año, en coordinación con Venmundo, publicó el libro Una arepa por la paz, donde los venezolanos, a través de la arepa y la gastronomía, tendemos puentes con otros pueblos refugiados y exiliados, encontrando recetas areperas de culturas tan variadas como Honduras, Yemen, Kurdistán o Ucrania.
“La historia de la arepa está muy ligada a la migración”, explica Ricardo Estrada, el comunicador y chef egresado del SEGA, mejor conocido como el Arepólogo®. “Todos los europeos que vinieron en esos barcos, sobre todo canarios y portugueses, fueron quienes montaron y manejaron las areperas”. Las generaciones descendientes regresaron y por eso, dice, “en Tenerife y Madeira hay muchísimas areperas”. El Arepólogo ha presentado su libro homónimo en seis ciudades de Europa y ahora enfila hacia América. También se dedica a la serie “Arepólogo en el mundo”, donde cubre recetas de cada uno de los 195 países del orbe.
Es que la economía de la arepa es global… y apenas comienza.
PUBLICADO: 14 de septiembre de 2022