
Hubo una época en la cual los avisos luminosos ocupaban casi la totalidad de los laterales de la Autopista del Este, a la altura de Bello Monte. Fácilmente se recuerda el de Nivea, cuyos círculos internos se encendían progresivamente. Sin lugar a dudas, eran tiempos de crecimiento y esplendor. El venezolano comenzaba a disfrutar de las cosas buenas de la vida y la publicidad estaba ahí para recordárselo. Como dicen los más irónicos “éramos pobres y felices, pero no lo sabíamos”.
Desde mediados de agosto los conductores que transitan por esta zona en horas de la noche, pueden apreciar un gran reloj Mulco que se ilumina en varios colores. Lamentablemente el diseño no contempló que el usuario pueda reconocer la hora viendo la imagen principal y por ello colocaron un tablero digital que da la hora. En todo caso, esta valla electrónica destaca notablemente sobre el resto y nos permite recordar mejores tiempos.
En el trayecto desde Plaza Venezuela hasta el CCCT hay más de 12 vallas de diferentes marcas de relojes, muchas de ellas totalmente desconocidas. Quizás para recordarnos que en la última década fuimos uno de los mercados más lucrativos para la industria relojera del mundo. Claro está que Cadivi (actual Cencoex) pudo haber ayudado mucho a que pudiésemos disfrutar de relojes cuyo costo promedio era de unos 600 dólares.
Con el fin de los dólares subsidiados también se puso fin a este lucrativo negocio. El ejemplo de Mulco, también el de Rolex, ratifica que las marcas posicionadas mundialmente nunca abandonan un mercado con potencial como el venezolano. Al fin y al cabo, las crisis pasan y los consumidores quedan.
PUBLICADO: 17 de septiembre de 2015