No es uno de los deportes más seguidos en el Hemsferio Occidental. Quizá tampoco una de las disciplinas con más aficionados en gran parte del mundo, y si el fútbol s el "deporte rey", este no llegaría a tener el calificativo de "delfín".
En principio, 2015 luce en los calendarios al occidente de Greenwich como un año sin grandes eventos ni opciones de comercialización. Pero hay un salvador: el menospreciado y de reglas poco conocidas llamado "deporte de animales jugado por caballeros". Es el rugby.
El deporte del balón ovoide, practicado con asiduidad en los que otrora fuesen territorios del Imperio Británico, y en parte de Europa, llega a la octava edición de su mundial. Y lo hace con el regreso a su tierra de origen. Como en el fútbol, pese a que los ingleses se vanaglorian de haber inventado la disciplina y sus reglas, no están, ni por lejos, entre los más ganadores. Comercialmente, sin embargo, el retorno a la tierra de origen del deporte de los equipos de 15 integrantes puede ser exitoso.
Los organizadores calculan que percibirán ingresos de cerca de 1.300 millones de euros (1.478,62 millones de dólares) y visitarán las islas cerca de 466 mil turistas. Con anunciantes tan variados como Duracell, Toshiba y Dove Men, el certamen parece un salvavidas en un año que se presentaba baldío para las marcas.
En total, 20 nacioes participantes, 4 continentes representados y un impacto de más de 2.000 millones de libras pueden hacer que el que comienza este viernes cambie, también para el mundo de la publicidad, el significado de un "ensayo".
PUBLICADO: 18 de septiembre de 2015