Venezuela es un país de contrastes y extremos, un lugar donde todo puede pasar. Este miércoles sorprendió ver un aviso publicitario a doble página, en el diario El Nacional, de la marca de relojes de lujo Patek Philippe. Hace tiempo que no se publicaba un anuncio de estas proporciones en la prensa nacional.
Según las tarifas vigentes de ese periódico, el precio del espacio sobrepasa los 260 mil bolívares. Y el reloj anunciado tiene un valor de más de 30 mil dólares, ó 2 millones 700 mil bolívares, al cambio. Tratándose de una firma dirigida a consumidores de elevado poder adquisitivo nada tendría de extraño una publicación de ese tenor, y si se tratara de otra nación, tampoco. Pero estamos en Venezuela y, paradójicamente, en la página anterior al aviso, el titular más destacado tiene que ver con algunos productos que ya no se consiguen en el mercado nacional, en particular champúes, desodorantes y detergentes.
La quiebra de empresas, la falta de producción, el control de cambio, la escasez y el desabastecimiento, que se hacen evidentes en supermercados, abastos, farmacias, ferreterías, clínicas, hospitales, transporte y otros diversos sectores muestran un lado de la moneda. La otra cara sigue empeñada en negar que este es un país carenciado.
PUBLICADO: 13 de agosto de 2014