Los mundiales de fútbol se televisan desde 1970, cuando en México fue campeón Brasil con aquel equipo de estrellas que encabezaba Pelé (y es por eso que los brasileños tienen tanta fanaticada en Venezuela, de paso). Pero nunca en la historia el público presente adquirió tanto protagonismo como en este Mundial. Con pantallas gigantes en los estadios y programas especiales en todos los países que siguen a los fanáticos tanto como a los jugadores, el público es super star en Brasil 2014. Para exhibirse en televisión, la gente se disfraza como nunca antes con máscaras, pelucas, coronas, caras pintadas y hasta complicados trajes completos. Y cuando las cámaras enfocan, pasan de la pasividad (e incluso la tristeza, si su equipo pierde) al alboroto, las muecas, los brincos y los gritos.
Y lo mismo pasa con los jugadores. Peinados y cortes de pelo delirantes, tatuajes insólitos, gestos desafiantes, discursos a la cámara, bailes celebratorios. Todo hecho por y para la televisión, por la cual la imagen llega en vivo y directo a más de 3000 millones de personas en todo el mundo. Increíoble lo que puede lograr una cámara versus el comportamiento humano.
PUBLICADO: 23 de junio de 2014