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Mercado musical a ritmo de inflación y escasez

El Grammy Latino que obtuvo a finales de 2013 La Vida Bohème por el disco Seráfue motivo de regocijo para muchos melómanos atentos a lo que acontece con el rock en Venezuela, especialmente para aquellos que esperaban que obtuviera el galardón una agrupación que no fuera mexicana o argentina, tradicionalmente ganadoras en la categoría de mejor disco del género.

De esa forma culminó un año en el que casi no hubo lanzamientos y eventos durante los primeros meses, pero en el que paulatinamente se fueron estrenando discos y se realizaron conciertos.

Sin embargo, los deseos de un próspero año empezaron a frustrarse por los embates de la devaluación, el control de cambio y la incertidumbre política.

En febrero se conoció que bandas como Holy Sexy Bastards y Bioshaft no pudieron viajar a Texas, Estados Unidos, para participar en el SXSW Music Festival, que se realizó en marzo.

Los integrantes de Bioshaft calcularon que cada uno habría tenido que pagar 150 mil bolívares por pasaje, alojamiento y comida. El boleto aéreo les aumentó de Bs. 21 mil a Bs. 52 mil. Los músicos de Holy Sexy Bastards tampoco pudieron pagar 50 mil bolívares por pasaje.

Luego, la intensificación de las protestas desde el 12 de febrero de 2014 generó que los locales cerraran temporalmente y se pospusieran algunos lanzamientos. 

“No esperábamos que al llegar al año 2014, el país se sumergiría en una crisis más profunda, dejando a un lado de manera casi definitiva todo lo referente al divertimento y sus aspectos más resaltantes como la música, el cine, el teatro, entre otros. No escapamos de esta situación y vimos mermada íntegramente toda actividad”, comenta Valentina Rosas Godoy, directora de Urban Media, agencia de promoción de artistas nacionales que tiene entre sus clientes a grupos como Desorden Público y Tomates Fritos, pero que ha tenido que diversificarse y ofrecer sus servicios al sector deportivo y las relaciones públicas.

Rosas Godoy califica 2012 como uno de los años más prósperos, en el que se encargaron de al menos 10 actividades como la continuación de la promoción de Loscontrariosde Desorden Público, el lanzamiento de Hotel Miramar de Tomates Fritos, la gira de medios que realizó el salsero Luis Enrique en Venezuela, el estreno del álbum Pura Químik del Nigga Sibilino. Pero hasta mayo de este año la compañía no realizó ninguna actividad.

William Padrón, periodista y manager, atraviesa una situación similar. Hasta principios de julio solo se había encargado del maxi single de Bioshaft No somos libres / Fiesta animal. “Durante 2011 hubo mayor cantidad de discos, digamos que más de 30 producciones a manera de contabilidad personal. Durante 2012 se mantuvo y para 2013 empezó la caída”, resalta.

Más caro

La producción de discos también se resiente por la crisis, que genera un mayor incremento en el alquiler de espacios para grabación y la dificultad para la obtención de instrumentos musicales.

Estoy de paso es el más reciente álbum de la banda Buenaparte, de Puerto La Cruz. Nelson Castro, su vocalista, indica que en 2011, cuando grabaron La caída de Lucy,el día en estudio estaba alrededor de 2 mil bolívares. Ahora está entre 4 mil y 5 mil bolívares. “Lo que también se incrementó exageradamente fue la reproducción del disco en físico”, dice el también guitarrista sobre como tuvieron que invertir 40 mil bolívares para sacar 500 copias. Con el anterior pagaron aproximadamente 30 mil bolívares por 1.000 ejemplares.

En algunos temas hay metales. Contrataron a un trombonista, que cobró 1.200 bolívares por una canción. Cuando quisieron incluir más trompetas, el presupuesto no les dio. “Decidimos imitar el sonido con una manguera de lavadora. Forma parte de la creatividad que surge en la crisis”, agrega. 

Juan Olmedillo, líder de Los Mentas, asegura que la escasez es otro de los problemas que enfrentan los grupos en Venezuela, por lo que tienen que ingeniárselas para conseguir pedaleras, cables o amplificadores, que se fabrican en el exterior. “Mis cuerdas de guitarra favoritas son las D’addario, pero ahora solo consigo las Ernie Ball, que no me gustan. Solo hay cables genéricos, tapas amarillas que no se sabe de qué marca son. Igual pasa con las uñas para tocar, las que venden son malas”, cuenta el vocalista de una agrupación que pronto sacará su próximo álbum de estudio.

Negocio con dificultades

La época dorada de las tiendas de discos quedó atrás. Nombres que una vez fueron emblemáticos como Don Disco en Chacaíto, redujeron sus espacios para ofrecer cabinas telefónicas, computadoras con Internet, fotocopias y chucherías.

Recordland es una de las tradicionales que se mantiene, pero también ha reducido el tamaño de sus establecimientos. Vidal Hernández, gerente comercial, reconoce que están altamente afectados. “La única disquera con la que contamos es Sony Music, que distribuye en Venezuela. Antes los discos estaban bastante económicos. Hace dos meses conseguías uno, por ejemplo el de Shakira, en 130 bolívares. Ahora cuesta entre 400 y 500 bolívares. Nos mantenemos con lo que produce Sony y nosotros como Sonografica. No estamos en la lista a la que le otorgan dólares preferenciales”, detalla. Le faltan los catálogos de Universal, Emi y Disney.

Acantus, en el centro comercial San Ignacio, ofrece en sus anaqueles especialmente rock y jazz. “Desde el año pasado nos enfocamos en productos nacionales independientes. Se ha hecho muy difícil traer mercancía de afuera a buenos precios”, afirma Ignacio Carrasquero, dueño del establecimiento.

Aeromúsica es otra de las sobrevivientes. En bolívares ha subido el monto de los ingresos, pero en unidades han vendido aproximadamente 30% menos que hace un año. Ismael Sánchez, gerente, y Reinaldo Ramoni, dueño, coinciden en que aún existe un porcentaje importante que prefiere el disco original, por lo que la piratería y las descargas on lineno son precisamente las causas principales de la crisis que atraviesa el sector.

Por: Humberto Sánchez A.


PUBLICADO: 18 de septiembre de 2014