El Gobierno y las líneas aéreas "tienen su mesa de paz" y están cerca de un acuerdo. "Si la deuda se reconoce y se firma un compromiso... volvemos a Disneylandia", sonrió a PRODUCTO un miembro de la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela (Alav). Quiso decir que cesarán las medidas extremas y habrá otra vez frecuencias normales, aviones grandes y venta de pasajes sin restricción de fechas. Es lo que todos quieren.
Venezuela atraviesa una situación insólita, que no beneficia a nadie. Pero el único responsable es el Gobierno. Y no solo porque dejó de pagar, desde finales de 2012 y por todo 2013, más de 3500 millones de dólares a las aerolíneas internacionales. También por su nefasto control de cambios, que logró que el dólar negro valga hoy hasta más de 10 veces el oficial –con una fuga de divisas alucinante, que es la peor de la historia– y dejando para colmo el precio de los pasajes al dólar oficial, creyendo que esa dádiva "lavaría" su imagen adentro y afuera del país. Pero lo que logró fue incentivar la demanda de pasajes de turistas normales y "raspacupos", viajeros, a veces fantasmas, que se aseguran dólares baratísimos en sus tarjetas de crédito. Una argamasa que permite avivadas y corrupción sin fin.
En todas las capitales importantes de Europa y Latinoamérica hay organizaciones que "raspan" el cupo de las tarjetas y, cobrando una comisión que nunca baja de 20 %, le entregan al viajero o a sus "representantes" divisas en efectivo. Hasta en Cuba actuán, donde no hay nada que comprar, pero se autorizan 2500 dólares por tarjeta/viajero (1800 dólares más que en Miami, meca venezolana del denostado Imperio). En la Puerta del Sol, Madrid, los "raspadores" operan a la luz del día, con cartelitos colgados del cuello que dicen "cupos Cadivi". Es el colmo.
Casi 40 % de la morosidad está en las dos compañías que mas vuelos y frecuencias tienen: American Airlines y Copa. El Gobierno tiene dos negociadores: el ministro de Transporte Acuático y Aéreo, mayor general Eder García Plaza; y el presidente del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac), capitán Pedro González. El primero aseguró que pagarían todo a Bs 6,30 por dólar (una parte de la deuda es a 4,30 por dolar). Luego el jefe del Inac corrigió: dijo que se cancelaría sólo 70 % de la deuda, bajo la excusa de que el claro y notorio aumento de los pasajes en bolívares –arma de "defensa" de las aerolíneas ante la falta de pago– desvirtuaba el verdadero valor de la deuda en dólares. Finalmente vino la última propuesta oficial: pagar 100 % de la deuda, pero a dólar Sicad I (o sea a, 10,80 Bs por dólar). Las empresas dijeron que de ese modo perderían un realero (40 % aprox). El Gobierno pensó en dividir para vencer y les conminó a hacer contrapropuestas individuales, empresa por empresa. Eso será después que Jesucristo muera y resucite, porque se espera resultados para después de Semana Santa.
Mientras, sobre 24 empresas internacionales representadas en Alav, Aeroméxico ya arregló. Trascendió que las condiciones del acuerdo con la aerolínea mexicana incluyen el pago de solo 70 % de la deuda a tasa Sicad y la restitución de los vuelos diarios a la capital azteca (en enero de este año hubo una reducción de 57 % en número de asientos y frecuencia de operaciones), a cambio de que se les autorice un vuelo charter a Cancún desde Maiquetía.
Air Canada, por su parte, se hartó y huyó del país. El Gobierno ejecutó el eslogan "el que se cansa pierde" y le quitó todos los permisos y rutas. Seguramente la aerolínea norteamericana demandará en tribunales internacionales. La crisis causa ruido mundial, que al Gobierno ni le gusta ni le conviene. Hace una semana el director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata), Tony Tyler, abrió una cumbre en Santiago de Chile denunciando el asunto. Malo para Maduro, quien se apuró a responder que las cuentas "están claras y se irán pagando", pero también amenazó con que las empresas que abandonen el mercado "no volverán mientras nosotros seamos gobierno". Tyler le recordó por CNN que no es momento de amenazas. Tiene razón y el Gobierno lo sabe. No por nada se aseguró de detener la sangría: la deuda paró de crecer porque este año los pasajes se fijaron a tasa Sicad I. Es algo. Pero la gente de Alav igual desconfía. Dicen que una vez que se arregle la deuda, quizás los pasajes pasen a Sicad II, que hoy está sobre los 50 bolívares por dólar. Allí sí los únicos perjudicados serán los consumidores (perdón, los usuarios), víctimas propiciatorias del desastre de los controladores aéreos del socialismo del siglo XXI.
PUBLICADO: 15 de abril de 2014