“Y aquí estamos en la Plaza Bolívar, Bolívar, bolivariano”, dijo Hugo Chávez en el inicio de su programa Aló, Presidente número 351 del 7 de febrero de 2010, mientras recorría el centro histórico de Caracas, destacaba la belleza de los árboles de la zona y recordaba anécdotas de la historia patria. Esa mañana de domingo, caminando ante las cámaras y en compañía de representantes de su tren de Gobierno, Chávez puso fin a un ícono del comercio joyero de la ciudad. “¿Y este edificio?”, preguntó el mandatario. “Es un edificio que tiene comercio privado de joyería”, le respondió el alcalde del Municipio Libertador, Jorge Rodríguez.
“¡Exprópiese! ¡Exprópiese!”, sentenció Chávez. Se trataba del Edificio La Francia, donde por más de sesenta años se concentró la actividad medular de los joyeros de Caracas.
La orden presidencial se concretó de inmediato, pero no así la indemnización correspondiente a los comerciantes afectados, quienes suman más de cinco años esperando. Muchos buscaron opciones en otras zonas de la ciudad, como el Centro Plaza, la Torre Europa e, incluso, las cercanías de Metrocenter, pero la afirmación general es que la referencia icónica de La Francia se perdió por completo, sin que se cumpliera el objetivo por el cual se ordenó la expropiación. Según Chávez, en la zona debía levantarse “un gran centro histórico”. Hoy el edificio luce como una zona de guerra, abandonado, lleno de escombros y ladrillos, con puertas de metal tapizadas de propaganda oficial. Las obras para su remozamiento llevan cinco años y un avance difícil de advertir.
Nuevos comienzos.
No todos los joyeros se reacomodaron tras el desalojo, pues a la expropiación que sufrieron sin recibir compensación alguna se sumó el disparo de los alquileres de los locales comerciales en el país; por lo que algunos, la mayoría de origen judío, decidieron abandonar Venezuela en busca de nuevas oportunidades fuera.
Para los que se quedaron hubo un cambio total en las reglas del negocio. Antes convivían en más de 90 expendios en La Francia y mantenían una relación comercial con pequeños locales aledaños. Esa relación se rompió y debieron recomponerse, junto a sus redes de proveedores, en las nuevas locaciones.
“En estos momentos la venta del rubro ha bajado muchísimo, aún más ahora que no se está en ese gran punto como lo fue el edificio La Francia en su momento”, comenta uno de los comerciantes, que pidió no ser identificado. Los pequeños comerciantes del área tuvieron que lidiar con este violento reacomodo de actividades en una realidad hostil del mercado, pues el Gobierno aceleró cambios legales que comenzaron a afectar el negocio joyero.
Regulaciones.
Aunque el país es productor de oro, la comercialización del metal es compleja. El oro que se importa, mayoritariamente de Italia, es colocado por mayoristas en las pequeñas joyerías. Hacer esta operación con o sin factura puede implicar una diferencia de 35% en el costo para el pequeño comerciante.
A la fecha (julio 2015), el precio del oro en Venezuela está calculado en 43.500 bolívares por gramo (al cierre de esta nota) y la plata, por su parte, está valorada entre 900 y 1.100 bolívares por gramo dependiendo de si proviene de mano de obra local o si es importada.
El año pasado, mediante la Ley Orgánica que Reserva al Estado las Actividades de Exploración y Explotación del Oro, se estableció que de manera obligatoria los operadores auríferos deben cumplir con “la venta y entrega preferente” del mineral al Banco Central de Venezuela (BCV).
Los pequeños comerciantes deben ajustarse a la Ley Orgánica de Precios Justos, norma que los obliga a calcular el precio de venta partiendo del valor histórico al que fue comprada la prenda, más los costos de operación y obteniendo solo una ganancia de 30%.
En este caso, al igual que en otros sectores de la vida nacional, la norma complica la reposición de inventarios, sin descapitalización a la par de que expone al comerciante a la expropiación de la mercancía por parte de las autoridades en el supuesto caso de alguna violación a la Ley de Precios Justos. Todo esto se ha traducido en que casi ninguna joyería exhiba prendas de oro para la venta.
PUBLICADO: 24 de agosto de 2015