La transacción de 66.000 millones de dólares, que será una de las fusiones más importantes de la historia y que convertirá a la farmacéutica alemana en una multinacional de gran poder en el área de la agricultura, es vigilada aún por las autoridades anti monopolio de los Estados Unidos. Trump que ve con buenos ojos esta adquisición, solo ha solicitado bajar los precios de los medicamentos innovadores y prometió a cambio simplificar y acelerar los procesos de aprobación de los nuevos fármacos.
La multinacional farmacéutica Bayer confía en cerrar la compra del grupo químico Monsanto antes de que acabe este año, para lo que deberá contar con la aprobación de los 30 reguladores de varios Estados que tienen que dar luz verde a la operación, según anunció el presidente de la multinacional alemana, Werner Baumann.
Baumann, en la conferencia para presentar los resultados del grupo en la sede central de Leverkusen, trató de despejar las dudas que habían surgido tras la llegada a la Casa Blanca del presidente Donald Trump, ante los efectos negativos que podía tener sobre los 8.000 trabajadores que emplea Monsanto en el país norteamericano.
Los consejeros delegados de ambos grupos se reunieron con el presidente estadounidense en enero pasado para despejar el camino a una de la mayores fusiones de la historia, y la mayor de una empresa alemana, por la que Bayer tendrá que desembolsar 58.500 millones de euros (66.000 millones de dólares) por su rival. "Fue una reunión muy constructiva. El presidente Trump se mostró preocupado por el futuro de la agricultura en su país, y le mostramos que la operación será una gran oportunidad para la poderosa industria agrícola norteamericana", dijo Baumann. El presidente republicano ha solicitado una bajada de precios en los medicamentos innovadores y prometió a cambio simplificar y acelerar los procesos de aprobación de los nuevos fármacos.
El presidente del consejo de Bayer aclaró, además, que alrededor de dos tercios de los 30 reguladores que vigilan la transacción por las leyes antitrust, están en camino de aprobar la operación, que también cuenta con el respaldo de los accionistas de ambas compañías. La farmacéutica germana presentará la solicitud de aprobación ante las autoridades de Competencia de la Unión Europea en el segundo trimestre de este año, después de que se retrasara esa solicitud ante las peticiones de documentación suplementaria que ha pedido Bruselas.
Las críticas por todos los flancos
Aunque todo pareciera ir viento en popa, la operación ha desatado críticas de todo tipo, sobre todo de los grupos ecologistas quienes desconfían de Monsanto debido a la mala fama que tiene esta empresa por los cultivos modificados genéticamente o trasgénicos.
Asimismo, hay otros que miran con escepticismo la adquisición, y a no pocos les impresiona la visión de Baumann. "A corto plazo, Bayer no recibirá beneficios con la compra de Monsanto en lo que se refiere al flujo de fondos", declara Christian Faitz, analista de Kepler Cheuvreux. "Pero Baumann no piensa en los próximos años, sino en las próximas décadas", subraya.
La férrea convicción del consejero delegado de Bayer de que lo correcto es comprar Monsanto le ha ayudado a soportar una oleada de críticas. A los inversores, que provocaron que el precio de las acciones descendiese un 8% cuando en mayo de 2016 se hizo pública la oferta inicial por Monsanto, les preocupa que la compañía haya pagado demasiado y que se desvincule del sector farmacéutico, su principal negocio.
No obstante, Bayer registró en 2016 ventas de 49.576 millones de dólares, lo que supone un incremento del 1,5% respecto al año anterior, obtuvo como beneficio neto 4.757 millones, es decir, un 10,2% más que en el año previo. Así que, sin dudas, Baumann sabe lo que hace.
PUBLICADO: 22 de febrero de 2017