La inflación mensual de marzo, que se ubicó en 18,1%, es la más baja desde el mismo mes de 2017, cuando ascendió a 16,2%, pero este dato no significa que la hiperinflación haya comenzado a desaparecer. Lo que esta cifra evidencia es una dramática caída del consumo en todos los sectores, y que ha obligado a moderar forzosamente los aumentos precios de muchos bienes.
La inflación acumulada al cierre del primer trimestre del año es de 429,3% y la anualizada a marzo asciende a 1.623.656%, así que la hiperinflación sigue gozando de una muy buena salud, en principio porque la política de expansión monetaria sigue adelante, que se incrementó 391,74% entre enero y marzo para totalizar un circulante nominal de Bs.4,3 billones, al cierre de marzo; no obstante, la liquidez monetaria efectiva dentro de la economía solo representó 5,14% de este total.
Los números anteriores representan uno de los mayores desórdenes monetarios en la historia de América Latina, porque evidentemente es emisión monetaria sin respaldo, como lo evidencia el deterioro de las reservas internacionales, con la amenaza de que la situación será, indudablemente, peor en los próximos meses visto que ya Venezuela no llega a producir 1.000.000 de barriles diarios de crudo, según las cifras de la OPEP, y además se va cerrando progresivamente el cerco financiero internacional que intenta asfixiar a la admnistración Maduro.
La restricción de liquidez inducida por la estrategia de incremento del encaje legal hace lo suyo, al reducir de manera extrema la liquidez en poder del público y el crédito bancario. Estos factores generan, evidentemente, baja de la demanda de bienes y servicios.
De acuerdo con las más recientes estimaciones de Torino Capital, 2019 podría terminar con una reducción del consumo de 35,8% y de la demanda privada de 39%, mientras que la inversión real se desplomaría 47,8%. Cifras extraoficiales del sector farmacéutico señalan que las ventas en las principales cadenas han bajado un promedio de 28% en ítems distintos a los medicamentos y en 37% en medicinas.
El economista Asdrúbal Oliveros reveló que existe una "gran preocupación" en el sector de consumo masivo por la contracción de su mercado, por lo que este año puede configurarse una situación en la que el problema no será cuánto suban los precios, sino cuál será la capacidad de compra de los consumidores.
Las proyecciones de descenso del consumo que presenta Torino Capital son dramáticas, y configuran un problema severo de ajuste para las empresas, porque ante la ruina del mercado, hay pocas opciones de pricing posibles.
Ajusta que algo queda...
El economista Asdrúbal Oliveros, socio director de Ecoanalítica, insistió en sus recomendaciones a las empresas para intentar capear la tormenta que parece no tener fin.
Básicamente, recomienda lo siguiente:
-Optimizar los procesos internos. Sin duda, esta es una práctica sana en cualquier contexto, pero en Venezuela es un asunto crítico para preservar el flujo de caja. Cada proceso debe ser visto a través de su impacto en los resultados financieros con una perspectiva de costo plazo. La eficiencia puede que no garantice por sí sola la supervivencia, pero es imposible sobrevivir sin ella.
-Estrategia agresiva de control de costos. En línea con la sugerencia anterior, es indispensable revisar a diario la estructura de costos y detectar oportunamente las desviaciones. Los ajustes no pueden esperar, porque el impacto en el flujo de caja es múltiple.
-Comprensión profunda del cliente objetivo. Hay que ajustarse a las necesidades reales del mercado, y por ello invertir en conocimiento e inteligencia no es gastar. Ajustar demanda, inventarios, precios, procesos con éxito depende en buena medida de este conocimiento.
-Enfocarse en productos de alta rotación. Al factor devaluación, hay que sumar ahora la inestabilidad de los servicios públicos, especialmente la electricidad como factor crítico a considerar, especialmente para los negocios de productos perecederos.
-Diseñar políticas para optimizar la caja en bolívares. Un tema clave aquí es el movimiento del flujo de caja, lo que supone adelantar cobros, no ofrecer financiamiento, medir los impactos de los tiempos bancarios y la liquidez en los mercados objetivos. La cobertura con activos más resistentes a la inflación interna sigue siendo un mandato ineludible.
-Invertir en autonomía energética. Si usted cree que la crisis eléctrica ha sido siquiera controlada, corre un riesgo inmenso. Una porción importante de las pérdidas que sufrieron los comerciantes durante los blackouts provino de la pérdida de equipos e inventarios, por lo que no queda otra que aprender de la experiencia.
PUBLICADO: 10 de abril de 2019