Los seres humanos que vivimos en el siglo XX y lo que va del XXI hemos presenciado el mayor desarrollo tecnológico de la historia de la humanidad y hemos sido testigos del mayor número de transiciones tecnológicas que han cambiado radicalmente nuestra forma de vida desde que el hombre tiene registros de su propia historia.
No es casual, en consecuencia, que ese desarrollo tecnológico sea una de las mayores preocupaciones éticas contemporáneas, y de ese debate no escapan las grandes corporaciones que son protagonistas de este explosivo desarrollo de nuevas tecnologías.
En este contexto de preocupación, Brad Smith, presidente de Microsoft, planteó que deben ponerse límites a las tecnologías de reconocimiento facial, porque si se utilizan de manera indiscriminada y con cualquier objetivo el ser humano perderá totalmente su privacidad en un plazo de pocos años, de acuerdo con una nota publicada en Entrepreneur.
En un discurso pronunciado en Brookings Institution, Smith recordó distopías como "1984" de George Orwell para ilustrar lo que podría ocurrir si el uso de estas tecnologías no se regula adecuadamente. "El mundo podría comenzar a vivir en un estado de vigilancia permanente", advirtió el ejecutivo.
Smith señaló que Microsoft decidió predicar con el ejemplo, al adoptar prácticas éticas para el desarrollo y utilización de las tecnologías de reconocimiento facial. "Hay que introducir principios de respeto a la privacidad, equidad, responsabilidad, no discriminación, información suficiente sobre las implicaciones que tiene utilizar estas herramientas, establecer la obligatoriedad del consentimiento de los consumidores y sistemas de vigilancia de acuerdo con la Ley".
“Hoy en día esto requiere que nos aseguremos de que el uso gubernamental de la tecnología facial siga sujeta al estado de derecho”, señaló Smith, “una nueva legislación nos puede llevar a este camino".
También se han hecho advertencias que tocan a las empresas, como por ejemplo el uso de tecnología de reconocimiento facial para establecer patrones de consumo en puntos de venta, que se ha extendido en Estados Unidos y Europa. Esta práctica y otras parecidas no pueden hacerse sin conocimiento previo y autorización de las personas que pueden ser afectadas.
PUBLICADO: 08 de diciembre de 2018