Cuántas veces hemos escuchado o dicho esto en reuniones, en declaraciones públicas regodeándonos en que: Es que los venezolanos sacamos un chiste de todo; si somos ingeniosos...
Nuestra particular situación política ha generado un sinfín de oportunidades para que el ingenio del pueblo salga a relucir. Entre otras razones porque es una forma de drenar la impotencia que experimentamos y nuestras frustraciones casi diarias. A esto le debemos sumar lo que ha pasado aquí en materia de vocería por parte del ejecutivo nacional, que ha sido de dimensiones sorprendentes en cantidad y originalidad, y ha facilitado la ocurrencia espontanea como nunca antes.
¿Ahora, que los venezolanos somos más creativos que los ingleses o que los franceses o norteamericanos? o que cualquier otro país latinoamericano? es uno de los grandes mitos creados por nosotros mismos. Cuando uno profundiza, por ejemplo, en los diferentes mercados latinoamericanos -como me ha tocado a mí en los últimos años por un periplo de más de 10 países de la región-, uno confirma que eso es totalmente falso. Siempre sospeché de esa afirmación, y el tiempo y la convivencia me demostró que los venezolanos no somos más chistoso o ingeniosos o creativos que nadie. Entre otras cosas, porque sabemos que el ingenio popular repite los mismos chistes de país en país de manera casi simultánea, quizá porque en la mayoría de los casos responden a situaciones más o menos similares. Ojo, tampoco somos menos creativos que ellos, y es allí donde radica el tema en cuestión. También debemos saber que chiste o ingenio popular no tiene nada que ver con creatividad. Aquí entro en materia hablando de nuestro oficio, la creatividad publicitaria.
La creatividad debería manifestarse, por ejemplo, en que sepamos llevar ese ingenio del día a día de nuestra sociedad a nuestras piezas publicitarias, sin que estemos ponderando permanentemente que eso hace daño a la marca, por ejemplo. Debo reconocer que se ha hecho en algunos casos puntuales y el éxito está a la vista.
En mis vivencias durante mi sociedad de mas de diez años con la publicidad Brasilera encontré como es notoriamente común en Brasil el que la materia prima de la creatividad se encuentra en ese día a día brasilero, que ha hecho posible una publicidad de altísimo nivel creativo que se consume comúnmente (no estoy hablando de piezas premiadas solamente) y que ha contribuido a crear una industria publicitaria fuerte, grande e imprescindible.
En Venezuela hace falta que nosdeslastraremos de la pacatería para romper con lo previsible y con la poca osadía de nuestra industria. Es por ello que no hemos podido competir con países como Brasil o Argentina creativamente hablando. Ojo, y ellos tampoco son más creativos que nosotros, lo que si son es infinitamente más osados y agresivos, concediéndole a la publicidad un papel primordial en el éxito de una marca. Y concederle ese papel significa por ejemplo, invertir en una idea el tiempo en el aire, la duración de los comerciales y la calidad de la producción necesarios. Y es allí donde vemos que en esos mercados no escatiman en comerciales de hasta de un minuto de duración para contar una idea bien contada, y ni hablar de la gran inversión en excelentísimos niveles de producción.
El éxito publicitario a escala internacional de varios países de la región no responde a que son culturas o sociedades más creativas que nosotros, lo que sí es seguro es que el entendimiento que tienen de la importancia de nuestra industria como parte vital del engranaje económico de la sociedad, y no como un gasto prescindible en momentos de contracción o como una tema menor frente a todo el proceso de construcción de una marca, hacen que su inversión en el área este a la altura de las otras áreas que hacen posible que una marca-producto este en el mercado
La publicidad en esos países es objeto de grandes inversiones como dije antes, entre ellas la de remunerar a sus Agencias de Publicidad y así con ello poder acceder a los mejores talentos, es decir, apuestan y arriesgan a que eso traerá más beneficios a la marca, en lugar de “ahorrarse” un dinero.
Por fin, podemos asegurar entonces que los venezolanos si somos creativos, no más que otros, no menos tampoco, pero si estamos sujetos a sesgos que atentan contra el desarrollo creativo. Un aviso malo cuesta lo mismo que uno bueno. Con esto quiero decir que hay que apostar e invertir en talento que deviene en la calidad de nuestra publicidad, porque la publicidad hace mejor su trabajo cuando se le concede su verdadero valor.
Rodolfo E. Nölck T.
@rodolfonolck
PUBLICADO: 12 de marzo de 2014