¿Brotes verdes? ¿De verdad? ¿En la economía venezolana? Carlos Duarte, el empresario venezolano, dueño de la marca Decofruta, y presidente de la Cámara Venezolana de Franquicias (Profranquicia) no sabe si llamarlo de esa manera. Sobre todo porque le ha puesto la lupa a los estudios que aseguran que el 90% de los venezolanos aún vive en condiciones de pobreza.
Pero Duarte jura igual tener datos y números que dan cuenta de que la caída sostenible en las ventas de los afiliados de la Cámara –actualmente unas 60 empresas- no solo se ha detenido en los últimos meses. Mejor aún: han comenzado a incrementarse.
-El sector franquicias parece haber experimentado una leve mejoría en los últimos meses. ¿Qué dice usted?
-Este año no hemos hecho nuestra primera encuesta de coyuntura. Esperamos hacerla en el primer cuatrimestre. Pero sí tenemos números. En la Cámara somos unas 60 marcas franquiciantes de un universo de 200 o 250 franquicias que hay en el país. Pero esas 60 representan 80% del mercado nacional, es decir, alrededor de unos 4.500 puntos de venta. El resto, que no está dentro de la Cámara, son negocios en desarrollo, franquicias que están naciendo, marcas que tienen el potencial de franquicias y que el gremio está intentando captar… Estas cifras contrastan con las de 2015, cuando dimos a conocer nuestro último estudio fuerte y cuando empezó el descenso del 85% del PIB (Producto Interno Bruto). En ese entonces teníamos unas 500 marcas, de las cuales 120 estaban afiliadas. Hasta 2020, todos reportábamos caída sostenible en las ventas y caída sostenible en el número de tiendas, que es un marcador de expansión de las franquicias importantes. Pero el año pasado esas cifras se detuvieron y entre el 65% y 70% de nuestras marcas registraron haber parado ese cierre de tiendas o haber recuperado una nueva tienda. En líneas generales, registramos un incremento de ventas de productos entre 18 y 25%.
-¿Eso quiere decir que hay nuevas franquicias?
-El último año crecimos 25% en afiliados. Eso quiere decir que se afiliaron unas 15 marcas nuevas. Todos los meses se incorporan algunas marcas, algo que no sucedía en los últimos años, cuando más bien se retiraban marcas por causa de la crisis. Y por ahí se incorporarán franquicias inmobiliarias, de helados, relacionadas con el sector de las pinturas.
-¿Han entrado franquicias internacionales al país?
-Del universo de franquicias afiliadas a la Cámara, el 65% son nacionales. Y el resto, internacionales. Antes esta cifra era al revés. Pero el año pasado ingresaron marcas al país. Una de ellas de origen americano, otra mexicana relacionada con formación didáctica para niños, y una española.
-Obviamente se refiere usted a la red de panaderías y pastelerías Granier, que ha abierto locales en distintas partes del país.
-A nosotros no nos gusta hablar de marcas específicas, pero es verdad que este caso es notorio. Sí, Granier está en proceso de afiliación. Lo importante es que ha habido entrada de marcas nuevas y eso es algo que queremos impulsar este año con una feria internacional. Hay países de Europa y de Asia que quieren explorar la posibilidad de venir al país, que tienen proyectos para instalarse aquí. La Cámara lo que quiere es que ese proceso se haga de una manera orgánica, organizada, ver qué segmentos necesita en este momento el país. Y ya hemos tenido conversaciones con los encargados de negocios de distintos países para articular bien todo ese proceso.
-En marzo de 2021, la cadena de comida rápida Wendy’s tomó la decisión de marcharse del país por razones que conocemos: hiperinflación, no había manera de expatriar los capitales, etc, etc. ¿Diría que casos como el de Wendys es difícil que se repitan en un contexto como el que estamos viviendo?
-Cierre de tiendas hay siempre por distintas razones: por condiciones de mercado, por mala ubicación e incluso por mala gestión. Pero aquí el factor común era la crisis. Es decir, hubo un momento en el que los ingresos de una persona no alcanzaban para adquirir un kilo de harina, de modo que ni hablar de salir a comprar una hamburguesa. Después llegó la pandemia de coronavirus y vimos cómo disminuyeron las visitas a las tiendas. Lo vimos claramente porque al menos la mitad de nuestros 4.500 puntos de ventas están ubicados en los centros comerciales, que estuvieron más de un año cerrados por causa del confinamiento. La caída de tiendas y puntos de ventas fue abrupta. Y aunque hay estudios que revelan que la pobreza aún está alrededor del 90%, con la dolarización y la paralización de la hiperinflación, hay personas que comenzaron a cobrar sueldos quizás no del todo coherentes con la realidad del país, pero sí un poco mayores… así que eso ha activado un poco el consumo. Pero sí, las cadenas se van cuando no hay regalías internacionales, cuando no hay cumplimientos de contratos, cuando los números sencillamente no dan, y la realidad te obliga a decidir que el negocio llega hasta allí.
-A todo ese panorama hay que sumar además el problema de las sanciones de Estados Unidos a Venezuela.
-La verdad es que desde hace algunos años, siempre hemos tenido una variable del entorno que nos ha golpeado de forma importante. Ese tema de pagar, de capitalizar el dinero en bolívares para llevarlo a las casas matrices internacionales… todo eso fue tremendo en una época. Y ocasionó muchas pérdidas. Las sanciones también lo son.
-Comenzamos 2022 con otro caso emblemático: el caso de la inauguración de una tienda que ostentaba el logo de la franquicia estadounidense Starbucks. ¿Cuál es la posición oficial de la Cámara de Franquicias?
-La Cámara siempre ha sido abanderada de la propiedad intelectual, del derecho de autor, porque el know how (conocimiento práctico), es decir, el “saber cómo”, es la esencia de una marca. Y desarrollar eso requiere años de trabajo, años de manualización, de estandarización de procesos, de estudios de imagen… Profranquicias valora eso muchísimo, lo respeta, y forma parte de su declaración de principios. De modo que la ética es clave en cualquier negocio. Por esa razón nosotros tomamos la decisión de emitir un comunicado genérico. Es verdad que no hablamos de una marca específica porque, como te expliqué antes, no solemos hacerlo. Pero también porque no se trata de un hecho aislado. Hay otros casos en Maturín, en Maracaibo, y en Caracas. En este momento hay Wallmart que no es Wallmart. Un Amazon que tampoco lo es. Y hasta un McDollar. Hay una cantidad de casos por ahí que simplemente no está bien, es decir, que están al margen de la ley y, por supuesto, de la propiedad intelectual. Se trata en esencia de un emprendedor, pero que le termina haciendo mucho daño al país. Es un inversionista que ve que hay una falta de institucionalidad, que hay falta de seguimiento y de justicia, y entonces entra además en un marco legal que no está regulado y que por supuesto significa un alto riesgo para él. Pero en contraste, me parece sumamente importante lo que ocurrió: el mismo mercado reaccionó.
-¿Qué quiere decir?
-En primer lugar, hay que decirlo, hubo rectificación de la marca que trajo el Staburcks. Eso es interesante y hay que reconocerlo. Pero sobre todo fue el público, el mismo consumidor, el que reaccionó de inmediato, porque se sintió traicionado y entonces dejó de ir al establecimiento. Eso es importante, porque la ciudadanía, la empresa privada y otros sectores han ganado espacios. La dolarización no es más que un fenómeno de empuje de la ciudadanía y de necesidad para poder operar. Y el gobierno se ha dado cuenta de por dónde es el camino, a pesar de que todavía esos puentes entre empresa privada, gremios, sociedad y gobierno no están totalmente reforzados. Pero sí hay trabajo avanzado. Fíjate que ya hay una ley de emprendimiento que va en línea con sacar adelante la empresa privada. También viene el tema de las notarías y la ley de transacciones en dólares. Las preguntas que nos hacemos nosotros como empresarios y como gremios son: “¿Cuál es el plan? ¿Hacia dónde vamos? Porque queremos construir juntos ese país”. Lo que preocupa es que a veces no somos consultados y vienen entonces estas normas, y cuando pasan estas cosas de marcas que quebrantan la propiedad intelectual, nos damos cuenta de que aún hay mucho por recorrer.
-Pero, ¿cómo resumiría usted lo que sucedió con Starbucks?
-Nosotros conversamos con Nestlé y con Starbucks y no tuvimos confirmación. No te puedo confirmar nada, pero aparentemente era un empresa americana que sí firmó algo con ellos (Starbucks) allá, compraron los equipos, y los trajeron para acá, pero, claro, eso no te permite abrir una licencia en Venezuela. ¿Fue un error? ¿Fue una omisión? ¿Fue sin intención? Trajo las consecuencias que ya vimos. Nosotros somos el organismo llamado a concientizar, no a juzgar. Pero yo soñaba con que eso hubiese sido cierto. Hubiera estado muy feliz de que una marca de ese estilo entrara a Venezuela de manera orgánica y apropiada.
-También ocurren casos como el de Zara, que pertenece al grupo español Inditex, y que finiquitó su contrato en Venezuela, pero vemos que en las tiendas sustitutas (Balú, Anakena y Push&Co) se siguen vendiendo piezas de Zara, de Bershka. El asunto es que muy pocos hablan de eso.
-Quizás hay algunos contratos comerciales con la marca que aún están vigentes. Pero este caso lo desconozco. Sí te puedo decir que en todo este tema de marcas y de propiedad intelectual, el verdadero ente que debe actuar es el gobierno, además del Sapi (Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual). Pero estas personas que imitan, que copian, que plagian, a estas marcas internacionales, ¿están creyendo que van a engañar a quién en un mundo totalmente globalizado y tomado por la comunicación y por las redes sociales?
-Engañan a mucha gente. Y hacen negocios de millones de dólares. ¿O cree que en caso de Starbucks no generó ganancias durante los días que estuvo activo?
-Fíjate… Profranquicia está conectada al mundo a través de la Fiam, que es la Federación Iberoamericana de Franquicias. Y a trav Y a través de la World Franchise Council (WFC). Y cuando ocurrió el caso Starbucks, algunos me preguntaban: “¿Nadie se da cuenta de esto?”. Nosotros conversamos con Starbucks, con la gente de Nestlee. Y la IFA, que es la asociación norteamericana de franquicias, y que está afiliada a la WFC, nos sentamos en la misma mesa a discutir estos temas. Por ejemplo: ¿Cómo hacemos para que ingrese una marca? ¿Cómo me pecha el estado si soy franquiciante de una marca internacional? Todos estos temas han estado siempre sobre la mesa. Y se han abierto algunos acuerdos, porque en buena medida las sanciones están dirigidas a personas. Esto ha sido un debate. Pero lo que nosotros queremos es apertura. Queremos operar eficientemente. Queremos producir productos competitivos que generen calidad de vida para el venezolano.
-¿Cómo se explica que vemos restaurantes nuevos, concesionarios de autos… pero no hay franquicias internacionales que entre al país? ¿Eso tiene que ver con las sanciones?
-Eso es un tema multivariable que tiene que ver con la reingeniería del país. Hay muchos capitales de los cuales no sabemos su procedencia, mucho dinero que entró y salió desde los tiempos del control de cambio, la recepción de divisas, contrataciones inconclusas y, por supuesto, malversación, mal manejo, corrupción… Pero también mucha gente tenía su capital y ahora, porque ha aumentado el nivel de confianza, ha decidido reactivarse. También hay remesas. E incluso los precios del petróleo han aumentado pese a que la industria está destruida. Pero sí… tenemos un modelo de muchos colores, de entradas o de afluentes, a la masa monetaria que compone las inversiones del país. Y entonces ves a una nueva camada de empresarios que se está formando.Y espero yo que de eso vengan cosas buenas. No hay forma de medir coherentemente el por qué estos nuevos emprendimientos. Pero cuando ves el grueso del mercado, te das cuenta de que no es suficiente, de que esto solo llega a una élite. El hecho de que veas restaurantes grandeliga y de alto nivel, y que sean reflejo de una recuperación económica… no. De eso estamos todavía muy lejos. En el sector construcción, en el industrial, el inmobiliario, el de las franquicias. Esos sectores aún tienen encima la ralentización. Y las condiciones para salir adelante no están del todo dadas. ¿Los nuevos emprendimientos? Bienvenidos. ¿Los capitales por vías formales? Bienvenidos. Mucha gente se está entusiasmando y eso es positivo.
-Hay otros casos excepcionales como Ridery, por ejemplo, la aplicación de movilidad.
-Esos sí son desarrollos replicables en la sociedad, porque son formatos de negocios colaborativos con los que, además de resolver un gran problema como el de la movilidad, sumas a una cantidad de gente que necesitaba trabajo y que de repente vio sus ingresos incrementados. Ese es un buen ejemplo. Una casa de bolsa lo está impulsando, así como unos inversionistas. Y por ahí hay otros ejemplo más que son un
espectáculo.
-Y sin embargo, son muchos los obstáculos que hay para reactivar el sector…
-Tenemos un tema todavía de servicios públicos sobre todo en el interior del país. Temas de luz, de transporte, de gasolina. Y uno que vale la pena mencionar: tenemos servicios públicos que se van acomodando, pero son ineficientes en cuanto a los costos.
-Se refiere usted a Fospuca, por ejemplo.
-Me refiero a que podemos tener un servicio del primer mundo, pero no lo podemos pagar… Y no lo necesitamos todavía. Hay que ser coherentes y eficientes a la hora de actualizar estas tarifas. Ojo, hay que hacerlo, porque los buenos servicios se pagan, pero también hay que recordar que venimos de siete años de caída. Venimos de una guerra, de un holocausto. Y pretender que ahora vamos a traer productos del primer mundo y vamos a cobrar los servicios como en Toronto (Canadá), eso no tiene sentido ahora mismo. Por eso es que un plan bien orquestado, entre todos los actores, es lo propio. Vamos a articularnos entre todos. Y eso es lo que hemos venido impulsando los gremios.
-¿Algún bodegón se ha franquiciado?
-No aún. Tenemos un par de cadenas que tiene que ver con alimentos y con hogar que se están afiliando.
-Uno supone que es el caso de Qué Papaya, por ejemplo, que nació con el concepto de bodegón pero se transformó en un híper mercado y se ha convertido en un dolor de cabezas para algunas empresas clásicas del ramo…
-Ya te dije que no nos gusta decir nombres. Me refiero a un hipermercado. Me refiero también a una inmobiliaria que tiene que ver con otra cadena de tiendas de conveniencia. Estamos abriendo un segmento de cadenas comerciales. Eso no se va a dejar esperar.
-¿Qué cree que ocurrirá con los bodegones?
-A muchos los veremos caer, porque eso fue un boom que venía de la escasez. Teníamos tantos años de carencias. No teníamos papel toilette y de repente te ponen una cerveza importada, el contraste fue demasiado grande. Claro, eso afecta a la industria nacional, hay que decirlo. Por el tema de los aranceles, la entrada de productos que no pagan iva y otros impuestos… eso no ayuda a un mercado local e industrial que está sumamente golpeado.
PUBLICADO: 21 de febrero de 2022