Ni McDonald’s pudo lograrlo. Pero Enrique Augusto de Lima, chef barquisimetano de 34 años, consultor de restaurantes, sous chef de Aprile durante cinco años, mano derecha de Francisco Abenante en Casa Bistró y ayudante de Víctor Moreno en Moreno, no solo consiguió la fórmula para crear una hamburguesa de un dólar (US $ 1,0) sino que ha hecho sonar su propia caja registradora gracias a una estrategia de mercadeo de ventas cruzadas que además lo ha puesto en la cima en apenas dos años. Y mejor aún, ha puesto a todos a hablar de su marca: Foodis.
“Esto nació porque yo soy muy picado”, respinga Enrique de Lima, quien está consciente de que un Big Mac cuesta 8,35$ en Venezuela, es decir, 2,25$ más que en Estados Unidos, y por lo tanto es considerada “la más cara del mundo” según el diario especializado The Economist, que desde hace 35 años compara el precio de esta hamburguesa en decenas de países como una forma de medir el valor de las distintas monedas y establecer rangos de inflación. Esto es: El llamado “índice Big Mac”.
“A mí me gusta publicar los precios de nuestros productos en las redes. Sobre todo porque tenemos precios sumamente competitivos. Pero un día alguien nos dejó un mensaje en instagram diciendo: “Yo me como unas hamburguesas mejores por apenas un dólar”. Y ese mismo comentario me lo repitieron dos personas más. Así que me dediqué a averiguar. Obviamente fui a probarlas y me di cuenta de que eran hamburguesas de puro pan, lechuga, papas fritas, salsas y una carnita que casi se desaparece. Y entonces le dije a mi esposa: ‘Yo quiero hacer una Dólar Burger’ ”, cuenta él.
La primera prueba arrojó como resultado una “hamburguesa sencilla”, con carne, pan de papa hecho por él mismo, queso facilista, pepinillos y salsas, que bautizó como “la Ubii Burger” porque era distribuida a dos dólares con cincuenta centavos (US $ 2,50) por el servicio de delivery Ubii Go. Una hamburguesa que, según de Lima, funcionó muy bien porque Foodis, que estaba comenzando, llegó a superar sus ventas en un 400%.
“Pero yo seguía soñando con una hamburguesa que fuera muy barata y por la cual la gente hiciera filas de dos cuadras para comprarla. Una hamburguesa que no fuera ‘chimba’, porque mi modelo de negocio no permitía que le quitara el queso facilista. O que dejara de usar la mezcla de carnes para abaratar costos. No. La idea era reducir los ingredientes a la mínima expresión y que al mismo tiempo la gente dijera al probarla: ‘Wow, no creo que estoy pagando un dólar”.
Y lo hizo. Con una porción de carne considerable. Con salsa de tomate. Una facilista. Y pan de papa. Por un costo de 0,89 centavos de dólar. Es decir que solo gana 11 centavos por cada una. “Y eso no cubre ni siquiera los gastos operativos”, aclara de Lima, quien sin embargo jura estar feliz con su osadía. Y por lo tanto no tiene pruritos en ventilar sus motivos:
Porque gracias a la Dólar Burger muchísima gente comenzó a mencionar la marca en sus redes sociales de manera orgánica. Porque las publicaciones que hicieron en la cuenta oficial de Instagram (@foodishoy) son las que han tenido mayor alcance (impresiones, “me gusta” y comentarios) en toda su historia. Porque comenzaron a hacerse filas en la puerta del local. Porque llegaron nuevos clientes. Y mejor aún: porque se incrementaron considerablemente las “ventas cruzadas”. Esto es: de los demás productos.
“Fue una campaña arriesgada, pero que trajo muchos beneficios, porque algunos clientes comenzaron a pensar: ‘Si la hamburguesa de un dólar es tan buena, ¿cómo será la Bacon Burger?’ O también: ‘¿Déjame probar ahora el menú thailandés’. Resultó tan efectivo como si hubiera pagado avisos en Instagram”, saca cuentas De Lima. ¿En un país como Venezuela? Nada mal. Ahora todos quieren tener un producto de un dólar.
Las Burger Dólar solo las venden los lunes y martes, eso sí. Sin derecho a pataleo. No importa que alguien las quiera pagar el jueves o el viernes a 5$, como les ha sucedido. Y el resto de la semana ofrecen el menú regular: además de las hamburguesas, han diseñado un menú tailandés y uno playero o de vacaciones (sobre todo para la temporada de Carnaval y Semana Santa) que consiste en un pargo frito con tostones y ensaladas
Foodis es una de las 90 marcas de hamburguesas que nacieron o se dieron a conocer durante la pandemia de covid-19, según Alfonso Riera, socio director de la firma Front Consulting Group, que es experta en implementación, desarrollo y comercialización de franquicias. Enrique de Lima aclara sin embargo que el concepto de la marca nació un poco antes: a mediados de 2018.
“Yo quería hacer algo distinto. Había estado leyendo acerca de las dark kitchen que estaban proliferando en algunas ciudades del mundo como Nueva York y me llamó la atención el concepto, así que comenzamos a hacer investigaciones y a buscar un local. El 21 de abril de 2019 mi esposa y yo nos metimos en la tienda y empezamos a desarrollar el proyecto. Arrancamos con hamburguesas porque es el producto más versátil para hacer delivery y porque yo he sido hamburguesero toda la vida: las he preparado en todos los locales en los que he trabajado. Trabajamos durante año y medio en el desarrollo de la receta del pan de papa, que queríamos que no se humedeciera, que no se rompiera, que arropara a la hamburguesa hasta el último mordisco, y que aguantara el delivery. Diseñamos un empaque de calidad. E hicimos la Dólar Burger, que quedó riquísima. Y abrimos el 17 de marzo de 2020, es decir, cuatro días después de que fuera declarada oficialmente la pandemia de coronavirus”, cuenta él.
Enrique de Lima no se lamenta sin embargo de la coyuntura. Es cierto que fue testigo de cómo muchas personas que se quedaron sin trabajo convirtieron sus cocinas en dark kitchens y comenzaron a hacer hamburguesas y a repartirlas de casa en casa. Es cierto que vio que algunos las comenzaron a vender a 3$. Pero también es cierto, dice, que se encargó de blindar las suyas:
“Me encargué de hacer una estructura de negocio muy bien armada y desde que arranqué, por ejemplo, planifiqué que llegaría a tener los 30 empleados con los que cuento hoy; así que ya no tengo que hacer aumento de precios porque ya lo había previsto. En cambio esas marcas que comenzaron vendiendo todos sus productos a 3$, difícilmente se puedan mantener ”, explica de Lima, cuya estrategia de publicidad se centró sobre todo en las redes sociales.
Primero con la ayuda de periodistas vinculados con el área gastronómica. Y segundo gracias a influencers y foodies. En total, saca cuentas, regaló unas 500 hamburguesas, que lo ayudaron a posicionar la marca. Mientras que meses atrás se animó a comprar anuncios (ads) en la red social Instagram para reforzar su campaña. Y mal no le ha ido.
Más que una marca de hamburguesas, el plan de Enrique de Lima es crear un food corp digital. “¿Qué quiere decir esto? Que no somos una sola marca, porque lo que deseamos es desarrollar otros conceptos en el mismo centro de producción. La idea es que Foodis sea la marca paraguas de distintos productos: perros calientes, pizzas, sushi, comida peruana…”.
Entre sus planes está, por ejemplo, convertir Foodis en una franquicia. Y por qué no: “franquiciar” su concepto de dark kitchen. Esto es: firmar alianzas con cualquier restaurante o establecimiento que desee producir las hamburguesas en sus propias cocinas y distribuirlas con servicios de entrega inmediata. No importa que sea en Caracas o en cualquier rincón del país.
Mientras que antes de que finalice el año inaugurarán una charcutería que llevará el nombre de Foodis Market en el local de al lado, es decir, donde durante muchos antes estaba la Montserratina. Una tienda de embutidos que se surtirá de marcas como Plumrose, Fiesta y la propia Montserratina. Además de que ha firmado una alianza con la cadena de panaderías Granier, hornearán ahí mismo los panes y quizás hasta ofrezcan sándwiches a sus clientes.
PUBLICADO: 04 de octubre de 2021