La posible venta de la empresa estatal de telefonía móvil brinca en redes sociales despertando un aluvión de especulaciones. Pero más allá de si es “buen o mal negocio”, lo que nadie dice es… ¿Cuál es el precio? PRODUCTO entrevistó a los periodistas que lanzaron la noticia y otros especialistas, la mayoría de los cuales prefirió el anonimato.
Empecemos por los numeritos: “¿250 millones de dólares?” respondió preguntando el comunicador Fran Monroy. “¿Acaso 500 millones?” lanzó a su vez el colega Arnaldo Espinoza en Twitter. El primero dice que “hay que meterle no menos de 1000 millones de dólares y 1700 millones para ponerla pepito”. Espinoza coincide con esos números en inversión futura, pero duplica el precio posible especulando con lo que el recientemente fallecido Oswaldo Cisneros pagó a los italianos en 2005 por Digitel: 560 millones. Eran sin duda otros tiempos.
A los ojos de otros expertos consultados, incluyendo al ingeniero y ex presidente de Movilnet José María de Viana hay escasas posibilidades de que la operación de venta tenga lugar. Aunque una ejecutiva muy locuaz dijo, fuera de toda broma: “Esto es Venezuela y aquí casi cualquier cosa es posible… de pronto se vende”.
Movilnet es un activo de la nación. Cierto Y un activo muy valioso. Pero también es verdad que su estructura física y electrónica está obsoleta y no ha recibido inversión en al menos los últimos trece años. Cero actualización tecnológica. Y gran pérdida de la base de clientes. De Viana dice que llegó a tener cerca de 10 millones. Los más optimistas suponen que hoy está en 1,1 millones. Contando además con que la mayoría de quienes usan telefonía inteligente (clase media y alta) prefieren Digitel o Movistar.
La empresa estatal quedó para la “tecnología vergatario” y de hecho la mayor parte de su infraestructura es de segunda generación GSM (Sistema Global para las Comunicaciones Móviles, según sus siglas en inglés). Otra parte es de tercera generación. Pero ninguna de cuarta. Y ni pensar en la quinta.
¿Que cuenta con una estructura envidiable? Cierto, es uno de sus puntos fuertes: cerca de 1.400 bases en todo el territorio. Allí está la infraestructura y la mayor parte de su energía. Activos que pudieran ser valiosos en una nación en crecimiento (Venezuela tiene más de 10 años en penoso retroceso) o al menos deseosa de echar a andar sus telecomunicaciones. Hasta Carlos Slim, el multimillonario mexicano, llegó a ponerle el ojo. Pero no ahora, como dijeron los chismosos de redes sociales, sino en 2007. Justo cuando Digitel, que era un operador más pequeño, llegó a cotizarse y venderse por 400 millones de dólares. Eran otros tiempos. Hoy el magnate y su Grupo Carso y América Móvil (su marca en telefonía es Claro) parece haber perdido el interés.
Movilnet, que llegó a ser líder de mercado, que logró el mayor potencial de crecimiento de todas las empresas de telecomunicaciones de Venezuela y alcanzó una cobertura nacional envidiable, incluso en zona de fronteras, ha perdido mucha fuerza, por no decir, como exageraron algunos entrevistados, que “ya no vale nada”. Eso sin duda no es verdad ¿Pero cuánto vale?
Cuando se evalúa una empresa en marcha, lo que se hace es pronosticar los flujos de ingresos netos de los próximos cinco o diez años. Lo que se compra es flujo de caja neto proyectado. Y Movilnet, que en sus tiempos de gloria facturó 2.000 millones de dólares anuales y tuvo un flujo de caja neto de 900 millones, en este momento no debe generar ingresos ni para sostener su propio funcionamiento.
Según Monroy, hay clientes de Movilnet que no han pagado su factura desde hace más de 37 meses. ¿Por qué? “Porque el software de facturación era de una empresa israelí y cuando Estados Unidos comenzó con las sanciones se retiró y dejó esto a la buena de Dios”. Guao. Y no es el único problema. Si se piensa que empresas como Movilnet deben destinar 60 % de sus ingresos a reinversión permanente en tecnología y mejora de servicios, la expectativa no es la más halagüeña.
¿Qué se puede comparar la operación Movilnet con la venta por AT&T de Directv, hoy Simple TV? Posiblemente. Pero lo que vendió el gigante norteamericano fue en realidad una cartera de 2 millones de clientes que extrañaban el servicio. Una cartera que, conectada, generaba 5 dólares mes promedio por aparato, es decir, facturación de 10 millones mensuales mínimo… ¡en Venezuela!. No es el caso de Movilnet. De paso vale apuntar, hablando de Simple TV, que enfrenta hoy múltiples problemas para aggiornarse al mercado. Pero esa es otra historia. Que también PRODUCTO está investigando.
En conclusión: por eso es que ni las empresas del sector eléctrico ni las de telecomunicaciones, ni aun las del sector petrolero han sido entregadas en concesión. Porque ni siquiera China o Rusa, aliados políticos y primeros acreedores de Venezuela, le ven “el queso a la tostada” –para decirlo en criollo- a ese tipo de operaciones.
En otro orden de cosas (o en el mismo) está el tema de las ya famosas sanciones internacionales, que también perjudican la llegada de tecnología de punta -inexistente en el país, obvio- para modernizar una empresa como Movilnet. Y en esa línea se inscribe otra piedra de tranca: porque la venta de un activo del Estado requiere siempre de la aprobación de la Asamblea Nacional. Y la actual Asamblea, recién electa, no es reconocida por la mayoría del mundo libre.
Tal vez como un resumen de la suma de dificultades, el sarcástico Nelson Bocaranda escribió el 2 de febrero en Twitter: “Me preguntan desde Madrid, ¿quién está comprando Movilnet?... pues para Movistar aún no encuentran compradores”.
¿Por qué tanta alharaca entonces en las redes?
Cuando se ve clara la intención de “amigarse” con la empresa privada y acercarse al empresariado, puede inferirse también el interés en poner en marcha parte de lo que se ha destruido en los últimos años en infraestructura pública. Los servicios se caen a pedazos y eso afecta la política más temprano que tarde. Por eso es obvio que al gobierno no le viene nada mal que se hable en redes del supuesto interés de Carlos Slim en Movilnet. Lo que el mexicano, por cierto, se apresuró a desmentir por boca de Renato Flores, su VP de Comunicaciones en el Grupo Carso y América Móvil.
Como reflexión final, quizá valga la que deja el ingeniero De Viana: “hoy no hay condiciones políticas, económicas ni legales para hacer una transacción seria con Movilnet; y al final, como he dicho otras veces, el tema de las telecomunicaciones lo podemos resolver mucho más rápido que el de la energía eléctrica y el del agua. Sin duda, sería cuestión de meses. Pero si no hay un cambio político, una Asamblea Nacional legítima, un gobierno estable y democráticamente elegido, que no esté en conflicto con tantos países del mundo, es muy difícil…. casi imposible”.
PUBLICADO: 10 de febrero de 2021