A simple vista, esta imagen es un contrasentido, ese tipo de cosas que todavía hay que ver, no sin cierto asombro, en tiempos de transformación digital. Sin embargo, es una excelente prueba gráfica de la lección que el Covid-19 nos deja acerca de lo mucho que aún nos falta en el camino de la transformación digital en varios territorios, en especial educación, salud, burocracia y prácticas comerciales.
¿Es posible que la transformación digital impacte realmente y de forma significativa TODAS las esferas de la vida? Si bien cada uno ha vivido la digitalización de facto producto del Covid-19, unos con más éxito que otros dependiendo de su particular malla de relaciones sociales, en lo que parece haber consenso es en que no son pocos los que se han encontrado frente a la urgencia de las cuarentenas y ante el duro evento de suspender sus relaciones laborales, con el sinsabor de ver cómo su trabajo, la forma como hacen las cosas y se ganan la vida, no puede ser transformada digitalmente.
Más allá de los "fáciles" ejemplos del representante de trade marketing, el vendedor preventista de consumo masivo, el funcionario de ornato y aseo público, docentes, médicos, representantes de atención al cliente… son todos oficios, profesiones, vocaciones que han experimentado con la digitalización de facto, dificultades que van desde el no poder realizarlas hasta realizarlas con obstáculos de algún tipo.
¿Estamos listos? dependiendo de los textos o artículos que se consulten, podría decirse que se discute con frecuencia sobre "transformación digital" desde hace por lo menos doce años, tal vez más. En este tiempo han convergido muchas tecnologías que, como se previó, facilitarían el proceso. Covid-19 de por medio, si bien hay tele-medicina, no la hay en las proporciones suficientes como para darle continuidad a la gestión de consultas médicas. Si bien hay tele-presencia en educación, es evidente que el ritmo no es el mismo, que las llamadas competencias necesarias no están desarrolladas en la medida adecuada y que tanto docentes como madres/padres y estudiantes hacen lo que pueden.
Los que podemos hacer el 99% de nuestras actividades productivas regulares usando tecnología de video llamadas, de trabajo colaborativo, no experimentamos el impacto que el diferencial -en la posibilidad de hacer digital el trabajo- tiene en muchas personas. Sin embargo es una pregunta pertinente: ¿qué tan listos estamos para una transformación digital con un impacto social amplio y positivo, que contribuya realmente al desarrollo?
¿Cuánto vale el modo de vida off line? La digitalización de facto producto del Covid-19 nos ha llevado duramente a preguntarnos cuál es el real valor del modo de vida off line. Los impactos que diversos estudios muestran en el resultado positivo del crecimiento del comercio on line, y al mismo tiempo en la desaceleración notable de sectores económicos que cuentan desde hace tiempo con comercio on line, nos indican que somos todavía predominantemente off line, que el comercio, la atención on line son complementos muy necesarios y funcionales en condiciones regulares para segmentos específicos de consumidores que se definen por su perfil generacional, de hábitos o incluso por ocasiones.
El Covid-19 generó movimientos severos de restricción del consumo asociados, claro está, con impactos en los ingresos, producto de empleos puestos en riesgo, pero también con la imposibilidad real de hacer transacciones off line, o que en nuestro particular viaje como consumidores o usuarios tenían trayectos on line, pero inicios o "última milla" off line.
¿Qué pasará cuando el COVID-19 implique menor riesgo y entremos en la nueva normalidad? Se discute sobre este tema y se postula que el tele-trabajo se instalará masivamente, que la tele-medicina y la educación por tele-presencia se desarrollarán aun más. Como usuario, comprador y consumidor, una de las expectativas que con mayor relevancia extraigo de mis observaciones y conversaciones con personas cercanas, es que así como la ficción reproduce a veces a la vida real y viceversa, un deseo básico es que los modos off y on line de hacer las cosas, se asemejen a un punto tal que la opción de hacer lo que antes hacíamos off line en modo on line sea una decisión cotidiana y práctica, no forzada por una pandemia, no afrontada con miedos o rabias, sino parte de una cotidianidad en la que la convergencia tecnológica, una mayor identidad o parecido entre las "experiencias" on line y off line, y un aprendizaje tecnológico facilitado por esta convergencia pero también por la reducción de la disonancia entre estudiar off line y estudiar on line, por ejemplo, sean los tres, igualmente importantes.
Omar Olmos es Sociólogo, graduado Summa Cum Laude en la Universidad Central de Venezuela, con maestría en Comunicación Social. Es especialista en Análisis de Datos de Ciencias Sociales y tiene una vasta experiencia en marketing, trade marketing, inteligencia de mercado e investigación, planificación, ciencia de marketing, servicio al cliente y procesos de innovación. En los últimos 14 años ha estado ligado a cargos directivos en empresas como KPMG Venezuela, Ponce y Benzo Sucr., y Cervecería Regional, entre otras. Actualmente se desempeña como profesor de Marketing Estratégico en Instituto Profesional AIEP, Provincia de Santiago, Chile. Odolmos@gmail.com
PUBLICADO: 14 de mayo de 2020