Mientras el comercio venezolano apuesta por el Black Friday para iniciar las compras navideñas, la crisis económica sigue siendo una de las más profundas a pesar de la sensación de mejora que, según expertos, es producto de una dolarización transaccional in crescendo
Desde el 18 de febrero de 1983, “Viernes Negro” en Venezuela no significó otra cosa que la abrupta devaluación del bolívar frente al dólar; la pérdida de una estabilidad que había sido la característica fundamental de la moneda nacional desde la segunda década del siglo XX. Tres tipos de cambio diferentes se aplicaron entonces: Bs. 4,30 para bienes esenciales y deuda pública, Bs. 6,00 para importación de bienes no esenciales y Bs. 7,50 para viajeros; valores que fueron en aumento mes a mes y que ya no volvieron a descender.
Pero ahora, en una economía prácticamente dolarizada - aunque economistas como Asdrúbal Oliveros no estén de acuerdo con el concepto - buena parte del comercio venezolano apuesta a introducir, cual Halloween, la tradición del Black Friday: el día de compras más concurrido del año en Estados Unidos, dado el comienzo de la temporada navideña.
Centros comerciales como el Sambil, Tolón, Líder y Paseo El hatillo entre otros, abrirán en horarios especiales, incluso algunos hasta las 12 de la noche, para que sus concesionarios ofrezcan descuentos que rayan el 80%. ¿Y el venezolano de a pie tiene con qué? Aparentemente sí.
¿Cómo es posible?
De acuerdo con Oliveros, existe una mejora en la distribución de bienes porque “el Gobierno tiene amnesia en cuanto a la aplicación de los controles y eso hace que los canales formales hayan ganado espacios”. Y es así como esperan ganar también en ventas con esta primera experiencia de “viernes negro” comercial en Venezuela, una práctica que se presenta al más puro estilo de la cuna que la vio nacer: con dólares.
“Hay una dolarización transaccional que viene creciendo”, asegura Oliveros y comparte la tesis de que Venezuela tiene tres países en uno. “Por una parte está el de los generadores de dólares: 15% cuya capacidad de compra es prácticamente ilimitada; luego está un grupo cuyo acceso a dólares en el pasado fue extremadamente limitado y hoy ve pequeñas cantidades porque el flujo de transacciones ha aumentado, pero sin embargo no está en una posición cómoda”. Explica el especialista que lógicamente, al estarse pagando una gran cantidad de bienes y servicios en dólares, esto permea hacia cualquier estrato social y cualquiera tiene divisas hoy en día.
La tercera Venezuela de la que habla Oliveros, está conformada por el 50% del país que vive en condiciones muy precarias, de dependencia del Estado y de su estructura de subsidios como la Caja Clap y los bonos de la patria, por lo que su posibilidad de acceso a divisas es muy limitada. “Hay gente que dice que un restaurante está lleno, y entonces la cosa está bien… que todo el mundo está emprendiendo y por eso la cosa está mejorando; o dicen que todo el mundo se está muriendo de hambre y no hay nada qué hacer. Los tres elementos conviven al mismo tiempo”, afirma el economista.
Economía de eunucos
Recientemente, en un evento organizado por Banplus para sus clientes premium, Oliveros explicó que la tasa de inflación se ha desacelerado y que se encuentra en niveles que oscilan entre 20 y 30%, destacando que la de octubre fue la tasa más baja de todo el 2019 con casi 21%; “pero seguimos en hiperinflación”, advirtió.
Explicó que, para lograr esto, el Gobierno tuvo que reducir el gasto público, y solo está gastando en sueldos, pensiones y bonos de la patria. “Prácticamente el gasto de inversión desapareció, y eso tiene efectos adversos sobre la economía, sobre el sector privado y sobre la inflación. Por supuesto, si está gastando menos, monetiza menos. El tipo de cambio se dispara porque en las últimas semanas el Gobierno rompió esta tendencia”, afirma.
Entre tanto, 80% de la banca -incluyendo la pública- no puede gestionar sus recursos y solo dispone de 20%, dice Oliveros. “Ese 80% no remunera, no puede hacer negocios. Es como estar casado con Jennifer López y sufrir de disfunción eréctil”, compara sin recelos.
Con ese encaje el gobierno inmoviliza el crédito, como parte de su política de contención del cambio y de freno a la inflación, afirma el economista. “El Gobierno hizo algunas cosas en este entorno: libertad de precios; y ese gasto, ese vacío que ha dejado el sector Público lo está asumiendo el sector privado”.
A gastar
Según las cifras manejadas por Oliveros, la diferencia con respecto a 2018 es un 35% que estaba en condiciones muy precarias, pero mientras que la economía ha avanzado con esa dolarización transaccional, “ese 35% ha recuperado en pequeña medida su capacidad de consumo”.
Y es ese porcentaje el que también esperan los centros comerciales que se sume, este 29 de noviembre, a la avalancha de compradores que representa este nuevo “viernes negro” en Venezuela y que, en Estados Unidos, lleva a los compradores a gastar en promedio poco más de mil dólares cada uno: $ 637.67 en regalos, $ 215.04 en alimentos, decoraciones, flores y tarjetas de felicitación y unos $ 154.53 en las ofertas y promociones de temporada. Esto sin contar la contraparte del Black Friday: el Cyber Monday o “ciberlunes”, creado para estimular el comercio por internet, con grandes descuentos en las tiendas online.
PUBLICADO: 28 de noviembre de 2019