Para nadie es un secreto que la tarjeta de crédito se ha convertido en una extensión del salario, y más aún cuando el costo del dinero está en extremo depreciado con respecto a la hiperinflación y las políticas del ente regulador bancario potencian el deterioro de la gerencia del riesgo, al establecer taxativamente niveles minimos y máximos de financiamiento del consumo.
Como resultado, las cifras más actualizadas de ls Superintendencia de Instituciones del Sector Bancario (Sudeban), que corresponden a noviembre de 2018, revelan que la cartera de tarjetas de créditos aumentó 13.601% en un año, al pasar de BsS 41.986.274 a BsS 27.463.514.562. Entre enero y noviembre, el financiamiento con plástico subió 45.864%, ya que comenzó el año con un monto de BsS 59.749.640.
El "boom" del crédito con tarjeta se produjo básicamente entre octubre y noviembre, cuando el tamaño de la cartera, comparado con el monto de septiembre, saltó 354% en dos meses. No se tienen las cifras de diciembre, y posiblemente no se puedan ver hasta febrero o marzo, si se toman en cuenta los tiempos de la Sudeban; pero no es descabellado pensar que en diciembre esta cartera debió crecer en no menos de 200% adicional.
Este es el resultado de una estrategia de la Sudeban de presionar de manera constante el incremento de esta cartera; de hecho, el 12 de diciembre pasado emitió una resolución que estableció un límite mínimo de BsS 5.000 -que seguramente ahora revisará tras el aumento del salario mínimo a BsS 18.000- y un máximo de BsS 204.000.
Por supuesto, el ente regulador deja a criterio de cada institución el análisis del perfil de cada cliente para establecer los límites de cada línea específica; sin embargo, la existencia de estos parámetros compromete el riesgo de la cartera, no porque obligue a incrementar el crédito de tarjetahabientes morosos, que no lo hace, sino porque impone un límite mínimo que no toma en cuenta las capacidades de pago de los clientes en un modelo de crédito sin colateral.
No hay que olvidar que también se han relejado las normas de revisión del historial crediticio y de penalización por impago. Obviamente, los bancos han adaptado sus estrategias de riesgo, en función de mantener sus carteras sanas. Evidentemente, también hay que tomar en cuenta el necesario ajuste de los límites por inflación que las entidades han debido hacer para que el producto tenga alguna pertinencia.
Las cifras de la Sudeban no especifican números de créditos, por lo que los ajustes de montos en función de la inflación podrían explicar los incrementos de las carteras hipotecaria -que aumentó 20.410% en 12 meses- y de automóviles -que subió 38.827%-, a pesar de que en ambos sectores se ha contraído la demanda de manera evidente.
Un fenómeno inexplicable
A pesar de las distorsiones, la banca ha mantenido sana su cartera de crédito, algo que tiene rasgos aparentemente inexplicables, como el bajo nivel de morosidad y el elevado nivel de provisiones para cobertura de contingencias, en un entorno de riesgo tan elevado.
Sin embargo, es de hacer notar que las cifras de noviembre revelan una baja de las provisiones a 344,64% de la cartera inmovilizada, cuando en el mismo mes de 2017 este indicador fue de 534,08%. Básicamente, lo que refleja este porcentaje es la cantidad de bolívares que tiene la banca para cubrir un escenario de morosidad absoluta por cada bolívar prestado.
Igualmente, el índice de morosidad subió porcentualmente en 1.457%; sin embargo, este dato no es realmente preocupante, porque el porcentaje de la cartera morosa sobre la cartera bruta sigue siendo muy bajo; de hecho, en noviembre de 2018 se ubicó en 1,09% frente al 0,07% del mismo mes de 2017. Ahora, la variación puede marcar una tendencia de deterioro que se debe vigilar.
¿Cuánto presta realmente la banca?
Obviamente, la hiperinflación es la causa fundamental de que la cartera de crédito se incremente de manera tan dramática, más allá de que el dinero en Venezuela esté artificialmente hiperbarato, debido a que el Banco Central de Venezuela mantiene una regulación férrea sobre las tasas de interés y otros costos del sistema financiero.
Medida en dólares paralelos presentes (15 de enero 2018), la cartera total a noviembre 2018 equivale a USD 76,1 millones, y lo que la banca tiene comprometido en tarjetas de crédito es USD 8,6 millones, un dato devastador si se toma en cuenta que en un solo mes, octubre de 2018, los consumos pagados con tarjeta de crédito en Chile, un país con más o menos la mitad de la población venezolana, sumaron USD 292,2 millones.
En todo caso, estos datos son evidencias concretas que revelan el tamaño real del mercado de consumo en Venezuela.
PUBLICADO: 15 de enero de 2019