El decrecimiento económico que el Banco Mundial prevé en Venezuela para este año no terminará en 2019. El organismo financiero multinacional proyecta una caída del Producto Interno Bruto de -8,4%, lo que significaría que, en dos años, el país acumularía una contracción de -26,6%.
El efecto nocivo que el mal desempeño de la economía venezolana causa en la proyección para América Latina continuará durante el próximo año. El BM establece que la región debe crecer 1,6% en 2019, una mejoría con respecto al reajuste a la baja de 0,6% previsto para este año; sin embargo, si se descuenta el "efecto Venezuela", el pronóstico mejoraría a 2,1%.
En general, los males que afectan a la economía venezolana se mantendrán en 2019. Un ejemplo es la hiperinflación, la cual, según varios economistas consultados, puede mantenerse por año y medio o dos años más, como peor escenario.
Aunque está claro que las hiperinflaciones no son eternas, el problema es el costo devastador que pueden acarrear en las economías donde se padecen por mucho tiempo, y no parece que las medidas económicas que está tomando la administración de Nicolás Maduro vayan a ser efectivas para frenar las "súper alzas" de precios.
Lo verdaderamente dramático que ponen en evidencia las cifras del Banco Mundial es que, si se cumplen sus pronósticos, Venezuela acumulará cinco años consecutivos de contracción económica severa, con sus graves consecuencias sociales.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha establecido que la precariedad laboral en Venezuela es una situación crítica. El ente estima que los niveles de desocupación abierta supera 30%; sin embargo, no está claro que este sea un cálculo útil, si se considera la progresiva pérdida de tejido productivo y la creciente informalidad laboral.
Según la data del Banco Mundial, durante la administración de Nicolás Maduro la recesión ha sido permanente. Sin embargo, el fenomeno se ha hecho especialmente agudo desde 2015, cuando el PIB cayó -6,2%.
2016 había sido el peor año del gobierno de Maduro en materia económica, con una caída histórica de -16,5%, el cual sería superado por este 2018, cuando el organismo financiero reestimó su pronóstico negativo hasta -18,2%. El 2017 terminó con una "consoladora" caída de -14,5%.
El hecho es que el Banco Mundial espera que, de alguna manera, la velocidad de la recesión se desacelere en 2019. Algunos técnicos del organismo creen que posiblemente pueda haber más orden monetario, lo que permitiría que la inflación también recortara su aceleración.
Sin embargo, no es de extrañar que, al cierre del año, el organismo vuelva a reestimar su proyección de crecimiento a la baja. Después de todo, siempre se puede estar peor.
PUBLICADO: 07 de octubre de 2018