En medio de la crisis económica y la debacle del sector aeronáutico, el gobierno pone en marcha, otra vez, a esta aerolínea emblemática. Volará tres veces por semana a Cuba y no se sabe si tendrá otros destinos.
En medio de la peor crisis económica de la historia contemporánea del país y, además, con un sector aeronáutico reducido a niveles de operación mínimos, el gobierno decide reactivar, otra vez, a Aeropostal para cubrir la ruta Caracas-La Habana.
El miércoles 8 de agosto, en horas de la madrugada, un grupo de 58 funcionarios, encabezado por el ministro de Transporte, Hipólito Abreu, hizo un muy promocionado vuelo "inaugural" de la veterana línea aérea, que ya tenía casi un año con las operaciones suspendidas.
En la cuenta de Twitter de la aerolínea (@AeropostalVE), el presidente ejecutivo Eduardo Legaspi informó que habrá tres frecuencias semanales de la ruta Caracas-La Habana-Caracas: miércoles, viernes y domingo, las cuales "podrán ampliarse en dependencia de las necesidades de viaje".
El aparato que cubrirá esta ruta es un McDonell-Douglas MD 82, adquirido en 2011 y que fue originalmente bautizado como "El Barquisimetano".
La aeronave tiene capacidad para 140 puestos y se permitirán 30 kilogramos de equipaje por pasajero. El espacio se distribuye en dos clases: una primera con 16 asientos y el resto va a la clase económica.
No se informó si esta Aeropostal "renacida" cubrirá otras rutas internacionales, o si retomará sus vuelos domésticos, una necesidad real, porque el número de asientos en las rutas nacionales ha caído más de 80% en los últimos cuatro años, según datos de las propias empresas aeronáuticas.
Revoluciones Aliadas
¿Por qué Cuba? Obviamente, hay más razones ideológicas y políticas que comerciales.
A las pruebas hay que remitirse, pues Legaspi no solo prometió que esta ruta abierta "para apoyar al hermano pueblo cubano", no solo se ampliará, sino que el gobierno venezolano respaldará a Cubana de Aviación -la aerolínea oficial de la isla- en cualquier necesidad operativa que se le presente.
Si se considera la precaria situación del transporte aéreo en el país, se podría pensar que las prioridades no están puestas de este lado de la ruta.
¿Y el resto del sector?
El sector aeronáutico venezolano vive una de las peores crisis de su historia. Los vuelos domésticos se han reducido dramáticamente, porque las empresas pierden entre 4.000 y 5.000 dólares cada vez que despega una aeronave hacia un destino local, según cálculos extraoficiales.
Las empresas no pueden rentabilizar sus operaciones, porque los precios de los boletos cubren una parte ínfima -entre 20% y 30%- de los costos, de manera que existe una grave escasez de insumos y repuestos, un asunto muy grave en un sector donde la seguridad es medular.
La hoy desaparecida Aserca Airlines, por ejemplo, cubría con un solo aparato las rutas domésticas Las Piedras (estado Falcón), Maturín y Puerto Ordaz, y las internacionales a Curazao, Aruba y República Dominicana.
El Grupo Cóndor, propietario de Aserca, vivió en cuestión de pocos meses la desaparición de sus tres líneas aéreas, ya que también quebraron SBA Airlines, que cubría la ruta Caracas-Miami, y Pawa Dominicana, que interconectaba a todas las islas del Caribe, incluyendo a Cuba y Puerto Rico, junto con vuelos a Miami.
Pawa quebró de manera polémica, tras ser sancionada por las autoridades dominicanas por deudas con el Fisco y las autoridades aeronáuticas. Todavía, sus propietarios tienen litigios pendientes y los quisqueyanos buscan inversionistas para cubrir las rutas abandonadas.
Esta es una situación común para todo el sector, incluso para la estatal Conviasa, cuya flota de equipos brasileños está mayoritariamente “en mantenimiento” de forma permanente, por lo que opera con un número muy limitado de equipos.
El panorama es complejo, además, por el éxodo de profesionales aeronáuticos que se está registrando. Fuentes de una aerolínea con operaciones nacionales e internacionales indica que ha emigrado cerca de 40% de los pilotos certificados y casi 30% del personal de mantenimiento especializado.
Laser y Avior vuelan en los cielos de la región y adelantan estrategias de crecimiento internacional, pero los malos resultados financieros de sus operaciones en Venezuela han obligado a postergar la apertura de nuevas rutas.
UNA HISTORIA ACCIDENTADA
Aeropostal nació en julio de 1929 como filial de la francesa Compañía General Aeropostale. En 1933, fue adquirida por el gobierno que la rebautizó como Línea Aeropostal Venezolana.
El dictador Juan Vicente Gómez era un fanático rendido de los aviones y estableció el centro de operaciones en el Aeropuerto de Boca de Río en Maracay, donde vivía rodeado de su guardia pretoriana.
En 1994, la empresa cesa por primera vez sus operaciones, ya que la administración del ex presidente Rafael Caldera decidió que no podía costear su funcionamiento.
En 1996, Aeropostal fue adquirida por un consorcio llamado Alas de Venezuela, de capital 100% privado. La empresa vivió, entonces, un breve momento de expansión, pues tenía vuelos hacia Estados Unidos y Madrid, a través de un acuerdo de código compartido con Air Europa.
En 2007, la empresa registró graves conflictos laborales y precariedad financiera. Sus pasajeros esperaban hasta 10 horas o más para abordar un vuelo. Como consecuencia, el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) le retiró el permiso para vender boletos.
En ese período, Aeropostal redujo su flota de 22 aeronaves a solo 3. Llena de deudas, la aerolínea pasa a manos del Grupo Makled, en 2008, cuyo líder, Walid, purga ahora condena por varios delitos, entre ellos presuntos vínculos con el narcotráfico.
La empresa entra en el paquete de activos que se les confisca a los Makled, de manera que regresa a manos del Estado, otra vez.
En 2017, Aeropostal padeció otro annus horribilis, pues registró varios inconvenientes en cascada: el INAC le retira el certificado de vuelo a una de sus aeronaves, y no puede renovar -por falta de caja- la póliza de seguros del único avión que tenía activo, pues el resto de la flota estaba parada por falta de mantenimiento, debido a la escasez de divisas para comprar repuestos.
Los incidentes graves con el servicio menudearon, al extremo de dejar a 120 pasajeros varados por no poder viajar a Maracaibo. La empresa rembolsó los importes de los boletos y despachó a sus clientes en autobús. El 24 de septiembre de 2017, simplemente dejó de volar... hasta ahora.
PUBLICADO: 08 de agosto de 2018