El nacimiento de una marca está claramente asociado con la aceptación y preferencia que los consumidores manifiestan por ella. Son la consecuencia de muchos estudios que permiten determinar las cualidades de un producto que satisface necesidades presentes en un nicho importante de consumidores. Al fin y al cabo la creación de marcas es consecuencia de actos de mercadeo, pero en muchos casos de una serie de hechos fortuitos o, tal como es el caso que citaré, gracias a un elevado grado de incompetencia política.
Quiero referirme a una marca que está presente en la mente de muchos desde hace varios años, pero que gracias a la decisión de una juez, ahora se grabó en el corazón de la mayoría del país y de una gran parte del mundo. Me refiero a la marca Leopoldo, que en poco tiempo se ha asociado con personajes rutilantes de la historia como Mandela, Luther King y otros que fueron víctimas de sistemas judiciales viciados y perversos. Ahora la marca ha dejado de ser local y ya es mundial. En consecuencia, son millones de personas las que siguen el caso Leopoldo, quizás por ello se dude de quién es el prisionero de quién.
“Volveré y seré millones” es una frase atribuida a Eva Duarte de Perón en su lecho de muerte, así nació la marca Evita, que fue de gran ayuda al peronismo para volver al poder después de más de 20 años de férreas dictaduras. Las marcas en el mundo político desatan pasiones y garantizan lealtades, pero esto es algo que los dirigentes con orientación de ultraizquierda o provenientes del estamento militar no digieren fácilmente debido a que ellas son producto del tan odiado capitalismo.
Ellos siguieron a ultranza a Chávez, sin reconocer que el comandante ya era una marca.
Mario Gil
VP de Planificación Estratégica
Grupo Editorial Producto
*La Encuesta Nacional Ómnibus Datanálisis, realizada entre julio y agosto, refleja la aceptación del líder político en la opinión pública
PUBLICADO: 18 de septiembre de 2015