Este año será uno de los de peor desempeño en lo económico, político y social que haya experimentado Venezuela en las últimas décadas. El Gobierno decidió dejar la economía de un lado para darle prioridad a la política. 2015 será un año de inacción económica, lo que ocasionará una profundización de las distorsiones que cada vez más disminuyen el poder adquisitivo y la calidad de vida de los venezolanos.
Venezuela ha estado esperando las elecciones parlamentarias, mientras tanto, el Gobierno no se arriesgará a ejecutar medidas económicas que puedan significar una pérdida de popularidad importante, la cual –según las últimas encuestas– se encuentra en tendencia decreciente. Lo que sí se tiene claro es que una vez anunciada la fecha de las elecciones el Gobierno ejecutará un plan de acción político y “económico” para tratar de recuperar su popularidad.
Este plan estará marcado por políticas superficiales y de impacto limitado: incremento del gasto público a través de nuevas misiones o reformulación de las ya existentes, algún efecto “Dakaso”, inauguraciones de nuevos organismos gubernamentales, entre otros. Además, cualquier falla o problema que exista en el modelo económico el Gobierno se lo achacará a la “guerra económica”, o a cualquier otro factor externo, por tanto en 2015 no esperamos cambios de gran envergadura.
Esta situación nos pasa factura, pues la situación de las cadenas de valor es crítica. Estimamos que la economía este año se contraiga 7,1% en base interanual. La crisis económica y la inacción del Ejecutivo traen como consecuencia que sea la población (y principalmente los más pobres) los perjudicados. En 2015 estimamos una caída promedio de 15,4% en el salario real de la población y un desempleo alrededor del 8,1%. Para este año proyectamos que la inflación se ubique en alrededor del 150,0%, motivado principalmente por: el financiamiento del déficit fiscal vía el BCV, la falta de oferta de bienes en el mercado local, las distorsiones en el mercado cambiario y las expectativas de inflación por parte de los consumidores.
El sistema cambiario exacerba las distorsiones. El problema de este esquema es que la mayoría de las liquidaciones se están ejecutando a través de la tasa de Cencoex, es decir, la tasa que le genera menores ingresos al Gobierno y fomenta el arbitraje y la corrupción. Con respecto al paralelo, si bien actualmente no existe un modelo que pueda predecir efectivamente cuál va a ser el valor a finales de año o incluso en 2016, sí se puede determinar su tendencia. El paralelo se va a comportar al alza hasta que se tomen medidas económicas que eliminen o reduzcan las distorsiones cambiarias, es decir, hasta que los individuos recuperen la confianza en su moneda local, y se corrijan los desequilibrios fiscal y monetario.
En 2015 la clave para las empresas está en resistir: con una estrategia que engrane la presencia en el mercado, la protección del balance y el bienestar de los trabajadores. Por el lado del consumidor, la gente debe cuidar en extremo sus gastos y el empleo, así como explorar oportunidades en el área del emprendimiento (un sector que sigue gozando de buena salud). Para ambos, empresas y consumidores, el endeudamiento en bolívares sigue siendo una buena opción, pues el crédito está más barato que nunca.
Asdrúbal R. Oliveros
Director Ecoanalítica
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PUBLICADO: 18 de agosto de 2015