La estabilidad del sistema económico mundial depende de un factor específico desde que el domingo el pueblo griego apoyara masivamente la propuesta de rechazar las condiciones de los acreedores internacionales de la Troika (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo y Eurogrupo) para recibir un nuevo paquete de ayuda con el fin de sobrellevar la crisis de deuda que afronta esa nación.
Ese factor son las negociaciones entre la nación de Europa y los demás miembros de la zona euro. El triunfo del “no” en el referéndum implica que Grecia, país que ya había entrado en default por no cumplir con el pago de compromisos adquiridos, debe presentar una propuesta a los demás miembros del bloque regional y definir el futuro inmediato de su economía: podría recurrir a la solicitud de un nuevo programa de ayuda y someterse a duras medidas de austeridad, o abandonar la zona euro, lo que derivaría en un posible cambio de moneda y acarreraría una inflación muy significativa, pero podría ayudar a la nación a crear empleos y mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos a costa de cargar con una el monumental peso de su deuda.
El economista Pedro Palma explica que hasta que se desarrolle la reunión de los ministros de Finanzas de los países de Europa prevista para hoy en Bruselas, Bélgica, y se conozca la propuesta de las autoridades griegas para afrontar la situación, el panorama global es incierto. Básicamente, afirma, los miembros con más poder económico en el bloque europeo, Alemania y Francia, dejaron el lunes la responsabilidad sobre el primer ministro griego, Alexis Tsipras, quien obtuvo el mismo día el apoyo mayoritario de la oposición griega a su gestión para negociar con los acreedores.
Hasta que Tsipras y su Gabinete presenten sus propuestas y las autoridades europeas tomen una decisión, expresa Palma, es difícil tratar de hacer proyecciones acerca del entorno económico y cómo puede afectar la crisis griega a la economía mundial y a cada región. “Después de la victoria del ‘no’, el precio del petróleo se desplomó casi 8%, los intereses de los bonos de deuda griegos subieron hasta casi 50%, pero es muy pronto para prever qué ocurrirá. Hay que esperar las decisiones que tomen sobre la propuesta griega para saber cómo será el comportamiento real de los comodities y valorar las perspectivas posibles”, explica.
El impacto de la crisis, afirma, depende, antes de que se conozca una decisión, de las pretensiones de Grecia, la Troika, el Banco Central Europeo y los países acreedores de Grecia. “Puede ser los que europeos, ante el riesgo de una salida de Grecia del euro, tengan haya mayor flexibilidad en datos. Hay demasiadas cosas por definirse en una situación sumamente delicada. Si el país sale del euro, hay que ver cómo se produce esa salida, los retiros en los bancos serían numerosos porque las personas tratarían de contar con una moneda de mayor valor. Puede haber una crisis financiera descomunal en ese país”, finaliza Palma sin arriesgarse a plantear un panorama con consecuencias claras para el resto del mundo.
Alberto Araujo
PUBLICADO: 07 de julio de 2015