El 9 de marzo el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, firmó un decreto con el que sancionó a siete funcionarios venezolanos, a quienes el Gobierno de Estados Unidos vincula o responsabiliza por violación de derechos humanos, persecución de opositores políticos, restricción de la libertad de prensa y por corrupción pública. Las medidas contemplan el congelamiento de bienes y restricción de visas estadounidenses. El texto aclara que la orden presidencial no se enfoca en la gente o la economía de Venezuela.
En respuesta a este decreto, el Gobierno de Venezuela lanzó el 17 de marzo la campaña #ObamaDerogaelDecretoYa, que enfoca su mensaje en desmentir el planteamiento que da entrada al decreto, en el que el gobierno estadounidense señala que la situación de Venezuela constituye una “amenaza extraordinaria e inusual” a la seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos. Sin embargo, este lunes el asesor presidencial sobre Seguridad Nacional del país norteamericano, Ben Rhodes, aclaró a la agencia AP que Venezuela no representa ninguna amenaza a la seguridad de su país.
¿Campaña invasiva?
La campaña del Gobierno es 360 en todo el sentido del término. Está presente con sus piezas en los medios tradicionales y digitales. El gobierno no escatima en pautas de medios. Tan solo en la edición de este martes del diario El Universal se insertaron cuatro cintillos referentes al decreto.
Además la campaña contempla la recolección de firmas en contra del decreto, en calle e instituciones públicas, iniciativa que no descansó ni siquiera en días santos. En la Basílica de Santa Teresa, donde se venera los miércoles santos de cada año al Nazareno de San Pablo, se hicieron presentes personas afectas al gobierno para la recolección de firmas, quienes sin embargo estaban desinformados sobre el contenido de la orden.
Producción
En el material audiovisual de la campaña destacan lugares característicos del país, como el teleférico de Caracas, la Parroquia 23 de enero y el llano venezolano. En uno de los spots, se utiliza de fondo la canción “Imagine” de John Lennon, mientras niños de sectores populares juegan béisbol y manejan bicicleta. En otra versión, ciudadanos de diferentes etnias sonríen, mientras una voz en off –con subtítulos en inglés– recita: “Somos trabajo, somos amor, somos vida, somos paz, somos alegría. Venezuela no es una amenaza, somos esperanza”. No obstante, el mensaje de las piezas contrasta con las 487 muertes violentas –cifra extraoficial– ocurridas en Caracas en el mes de marzo.
Alejandro Marquis, director de Comunicaciones de Whiskey Films, destaca el esfuerzo del gobierno para elevar el nivel de sus producciones. Sin embargo, aclara que es difícil evaluar los spots a cabalidad por la cantidad de tomas de archivo: “Parece que solo se realizaron las tomas de las personas sonriendo a cámara, las cuales no tienen mayor complejidad técnica, ni de producción. Se ve un cuidado en la fotografía que ayuda a la calidad de las piezas”.
Exequiel Rodríguez, director general creativo de RG2, analiza el mensaje y el target de la campaña: “Esta no es una campaña dirigida a Obama, es una campaña dirigida a los venezolanos, que por falta de educación pueden creer en las promesas del Gobierno, que oculta sanciones a funcionarios venezolanos implicados en corrupción y derechos humanos”.
Ambos criticaron la utilización de la canción “Imagine” de John Lennon. Marquis lo consideró desafortunado porque no va dirigida al target de la campaña, que son los seguidores del oficialismo, sino al presidente Obama. Por su parte, Rodríguez se cuestiona sobre la cantidad de dólares que debió pagar el gobierno por los derechos de la canción –en caso de haberlos pagado– y sobre el uso que se le pudo haber dado a esos recursos.
Por: Patricia González y Daniela Pastori
PUBLICADO: 08 de abril de 2015