Cada vez que hacemos la digestión sufrimos un elevado deterioro al metabolizar los alimentos: en la primera digestión intestinal se ‘desmantelan’ en proteínas, lípidos y glúcidos para poder ser absorbidos, y esa materia orgánica ‘desarmada’, que es inestable desde el punto de vista químico, se denomina ‘radical libre’, que es potencialmente dañina”, explicó cardiólogo Raúl Pastor.
El especialista, quien es experto de la Organización Internacional de la Viña y el Vino de París, dijo además que debemos proteger al organismo de ese estrés oxidativo, que está relacionado con enfermedades crónicas (desde cardiovasculares hasta cáncer) y con los procesos de envejecimiento. Precisó que el vino, las frutas y verduras y los cereales integrales son “altamente protectores”.
Pastor explicó que los radicales libres son “moléculas residuales” que nuestras células producen “por el sólo hecho de respirar”, y que si bien “una cuota de oxidación es parte de la vida misma” hay excesos que la aceleran por encima de los valores normales, “como por ejemplo una bocanada de humo de cigarrillo, que suma de golpe 100 mil billones de esos radicales”.
“Eso es lo que se denomina estrés oxidativo, que a mayor cantidad genera más riesgo potencial de que se produzcan las consecuencias más temidas, como alteraciones del material genético de las células o formación de tumores”, detalló.
“Una copa de vino tinto para la mujer y dos copas para el varón al día, es la medida razonable para ayudar a reducir ese estrés, mientras que el vino blanco tiene diez veces menos potencia antioxidante”, precisó. Agregó que “es saludable tomar hasta 30 gramos de alcohol por día, lo que equivale a 250 o 300 centímetros cúbicos”.El especialista argentino enfatizó que se debe “educar en la ingesta moderada, regular e inteligente” del vino en la sociedad moderna.
Alberto Soria
PUBLICADO: 11 de marzo de 2015