¿Por qué se hacen tantas colas en los establecimientos si el vicepresidente de Seguridad y Soberanía Alimentaria, Carlos Osorio, aseguró que el Ejecutivo cuenta con inventario para cuatro meses? Es difícil responder esta pregunta porque cada vez aumentan las medidas gubernamentales para mantener el control.
La ausencia permanente de productos como azúcar, leche en polvo, pañales, detergente para ropa, harina precocida, pollo, carne, papel sanitario, fórmulas para bebés, compotas, medicamentos, baterías de carros y electrodomésticos obliga a que muchos ciudadanos hasta tengan que pernoctar frente a los locales.
Para mantener el orden y evitar el bachaqueo, los gobernadores oficialistas de Falcón, Bolívar y Yaracuy, prohibieron la formación de filas en horario nocturno. En algunas entidades, funcionarios militares exigen la partida de nacimiento y la cédula de los padres para poder hacer compra de pañales; en otros lugares las personas solo pueden entrar al supermercado de acuerdo con el terminal de su documento de identidad, mientras que a otros consumidores les marcan un número en el brazo; pero lo más reciente es el uso de tinta indeleble para identificar al cliente. Las personas deben esperar horas bajo el sol o la lluvia, según el estado del tiempo, para llevar lo que necesitan a sus hogares. A través de las redes sociales denuncian sentirse humillados y atropellados.
Por camaradería o por negocio, se ha creado una red entre los cajeros de los establecimientos, los conductores de las unidades que transportan la mercancía y grupos de motorizados -que supuestamente vigilan las rutas de los camiones –, quienes pasan la información a los buhoneros que venden los artículos a costos superiores al establecido.
PUBLICADO: 15 de enero de 2015