La experiencia muestra claramente cómo aquellas organizaciones, esto incluye países, que no han sabido flexibilizarse ante los cambios han visto reducida su capacidad competitiva de manera significativa, incluso, en los mercados más maduros y estables. El crecimiento en ventas no proviene solo del mantenimiento de unos precios bajos, sino también de factores tan variados como diseño, calidad o adaptación del producto a las características específicas de los clientes. Es por ello que en los últimos tiempos se está generando en las empresas y en los países una dinámica orientada a fomentar su capacidad de innovación, para posicionarse mejor en el mercado global.
El concepto de innovación se ha profundizado. No es ya considerado un hecho aislado, que surge solamente a partir de emprendedores visionarios que aprovechan exitosamente los desarrollos científicos y tecnológicos, sino un proceso complejo inscrito en la dinámica de lo que se ha llamado Sistemas Nacionales de Ciencia, Tecnología e Innovación, concepto donde se integran componentes de los niveles macro, meso y micro de la economía que hacen posible el surgimiento y aplicación de las innovaciones tecnológicas, y su impacto en el desarrollo económico y social del país.
Un sistema de esta naturaleza, bien gestionado, puede permitir que un país progrese rápidamente, aunque sus recursos sean limitados, gracias a la combinación efectiva del talento local, la adquisición de tecnología y los trabajos propios de adaptación y desarrollo.
Esta circunstancia es de tal importancia, que desde 1996 la Unión Europea ha venido manifestando que: “La capacidad de innovación de la Comunidad Europea depende en gran medida de la financiación de la innovación (…). La financiación es el obstáculo a la innovación más citado por las empresas, independientemente de su dimensión, en todos los países de la UE y prácticamente en todos los sectores”; de allí que la construcción de una política pública de manera inconsulta tendrá efectos negativos en la prosperidad del país. Esos efectos en primer término, por ejemplo, tendrán significación en la preparación del recurso humano, porque la innovación requiere de formas de conocimiento tácito, difícilmente codificable, esencialmente depositadas en las personas.
Llama la atención que el Gobierno actual no tome en consideración, dentro del marco legal, el efecto económico del progreso científico y tecnológico, materia que ha recibido una atención creciente, tanto por parte del mundo académico como de los responsables políticos y de la sociedad en general, que coinciden sobre la importancia de la relación entre la innovación y el crecimiento económico basado en la competitividad internacional del tejido empresarial.
En esta situación, resulta básico detenerse a profundizar en el análisis económico de la innovación, como principal motivo para que las administraciones actuales se sientan fuertemente interesadas en su estímulo.
Para ello conviene enunciar algunas de las relaciones que vinculan la innovación con la economía y, en concreto, en la incidencia del esfuerzo innovador sobre determinadas variables económicas claves, temas que pueden abordarse tanto desde la perspectiva macroeconómica (a nivel de país o región) como a nivel de empresa individual o de un sector concreto, como son:
• El efecto sobre el crecimiento económico mediante el estímulo de la demanda y por tanto de la producción.
• El efecto sobre la productividad y la competitividad mediante la reducción de los costes, mejora de la calidad, incremento de la gama de productos o servicios y la reducción del tiempo de su introducción en el mercado.
• El efecto sobre el empleo y las necesidades de formación mediante el estímulo de los mercados de trabajo y la demanda de trabajadores con nuevos conocimientos.
• El efecto sobre la renta, el bienestar y la distribución social mediante el aumento de la producción del país, la aparición de nuevos sectores y la desaparición de otros.
• El emprendimiento formal y la generación de nuevos empresarios.
Algunos de estos aspectos son tratados de manera incipiente en un papel de trabajo elaborado por Conindustria denominado Visión Venezuela Industrial 2025, y en mayor profundidad en la Propuesta de Reindustrialización e Industrialización que será presentada en el Congreso de Conindustria 2014.
PUBLICADO: 04 de septiembre de 2014