Ha muerto un gran amigo: Raúl Sanz Machado

Cuando lo conocí ya sabía de él, era un nombre brillante en la publicidad venezolana, productor, escritor y narrador de un extraordinario programa radial, junto con Isa Dobles, dedicado a la historia de Venezuela y Simón Bolívar, y hombre de la televisión.

Ha muerto un gran amigo, un venezolano para sentirnos orgullosos de este país. Raúl Sanz Machado tenía más de 90 años y una trayectoria de talento creativo, solidaridad, cultura y bondad.

No sé si fue fundador, pero sí del grupo originario de ARS Publicidad al menos desde los tiempos de las oficinas en el edificio que hacía esquina entre las Avenidas Urdaneta y Fuerzas Armadas en el centro de Caracas. Lo conocí personalmente en la ARS ya mudada a Los Ruices, allá por 1971. Trabajé poco para él, que era directivo, pero mucho con él, pues se hizo mi amigo desde el primer día. Sin condiciones.

Era uno de los hombres clave del equipo de Carlos Eduardo Frías. Yo fui de los hombres del hijo, Fernán Frías. Entre ambos y con Raúl Sanz Machado, conocí a fondo ese ambiente tan propio y especial que fue siempre ARS. La misma de Guillermo Betancourt, de Guillermo Zuloaga, de Alberto García, de Carlos Carretero y de sus muertos magníficos como Alexis Rodríguez, Florencio Mena, Roberto Benaím, Rodrigo Paredes y mi hermano del alma Carlos Esquerdo. Y amigos para toda la vida.

Después Raúl Sanz Machado montó tienda propia, dejó la ARS de toda su vida para hacer vida con su agencia publicitaria, tras una larga carrera que incluyó ARS, sus programas de radio y televisión, productor y presentador de un programa semanal -que yo recuerde ahora-, "Mesa Redonda", donde además dio oportunidad a quien por entonces era un joven reportero, hoy un símbolo, ejemplo y líder del gran periodismo venezolano, Nelson Bocaranda Sardi.

Fue un perseverante gremialista, defensor de la publicidad y de los medios de comunicación como predios de libertad y expresión de la libertad del pensamiento. Siempre amigo leal, maestro confiable, talento y generosidad en acción permanente.

Nos vimos en los últimos veinte años por estos lados de El Hatillo, hasta nos tomamos algunos cafés en el agradable club La Lagunita, donde vivió hasta su muerte. La suya es una muerte natural por su edad, lamentable por una trayectoria que pocos son capaces de seguir. Una muerte que nos duele en lo profundo y que también nos avisa: nadie, ni esa explosión de amabilidad y esfuerzo que siempre fue Raúl Sanz Machado, se salva de ella. No es necesario que deseemos que descanse en paz porque sabemos que así será. Se la ganó cada día de su vida.

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