Pese a representar un riesgo, la clave de la tarjeta de débito es pregonada sin tapujos por la mayoría de los compradores. Adicionalmente el pharming, el phishing y los mensajes “cazas bobos” vía WhatsApp y correos electrónicos, son otras formas de fraude electrónico en las que el incauto puede caer.
La clave de la tarjeta de débito ya no es secreta. En Venezuela se ha normalizado el no tener contacto físico con el punto de venta, pues generalmente la persona que hace la cobranza se encarga de todo el proceso. Tampoco parece causar temor el decir a viva voz los cuatro dígitos de la clave, íntima en otras épocas.
Pero la depreciación del bolívar y la irrisoria cantidad de dinero despachado por taquilla y cajeros automáticos, ha contribuido a que esta situación haya pasado a un segundo plano, pese a ser un grave riesgo para los usuarios, frente al delicado problema de seguridad que representan las estafas y fraudes electrónicos vía web y telefonía celular.
Seguridad en plástico
Según Jesús Irausquín, Vicepresidente Ejecutivo de Seguridad Integral y Continuidad de Negociosde Banesco, el fraude a través de Tarjetas de débito es casi inexistente en la actualidad, pues poseen dos sistemas para la protección de los datos. Uno es el chip EMV, que contiene información encriptada, y el segundo es el pin o clave, que necesita del plástico o tarjeta para poder acceder al dinero de la cuenta. “Si la persona no pierde no pierde de vista su tarjeta durante la transacción, el hecho de decir el pin en voz alta no es suficiente para que ocurra un fraude”, asegura el experto de Banesco.
Por su parte, Producto quiso contactar al homólogo de Irausquín en el Banco de Venezuela, pero no estuvo dispuesto a conversar. Sin embargo, sobre el tema de la seguridad en las transacciones, en la Gerencia de Prensa de la institución bancaria se refirieron al sistema de tecnología biométrica llamado Biopago, que permite pagar en comercios y bombas de gasolina, a través de la huella digital, y puede ser utilizado por clientes de otros bancos públicos como Banco Bicentenario y Banco del Tesoro, así como por cinco entidades privadas que se sumaron desde agosto de este año: Banesco, Banco Activo, Banco Exterior, Mi Banco y Bancamiga.
La ventaja principal de este sistema es que no requiere tarjeta de débito, lo que disminuye la posibilidad de fraudes en puntos de venta y cajeros automáticos, además de un ahorro en costos, pues la emisión por plástico ronda los 5 dólares.
Los equipos de Biopago más conocidos son el Futronic, de color rojo, y se compone de un lector digital de huella incorporado a la caja registradora del comercio, y el HICC que más pequeño que el anterior; es cuadrado, de color negro, y está disponible en las taquillas de las agencias del Banco Venezuela y en las bombas de gasolina.
Fraude electrónico, problema creciente
Para Irausquín, en seguridad es importante diferenciar los conceptos de “fraude” y “estafa”. Una persona es víctima de fraude cuando otra realiza una transacción bancaria usurpando su identidad, mientras que es estafada cuando el mismo cliente realiza una transacción a conciencia, pero siendo ingenuo ante la propuesta que no es correcta. Hay varias formas de fraude que son importantes de conocer:
Pharming
Es una especie de hackeo o intervención que realizan los piratas informáticos a la página web del banco, modificando su dirección IP y redireccionándola a una web falsa, con la finalidad de recabar datos confidenciales de seguridad del cliente. Esta situación se puede identificar fácilmente siendo cuidadoso: si al teclear un nombre en la barra del navegador, el texto escrito se convierte inmediatamente en números, podemos estar en presencia de una página falsa.
Phishing
Ocurre cuando el cliente es contactado a través de un correo electrónico en nombre del banco y se le solicita actualizar sus datos en un tiempo determinado; o confirmar su identidad, advertir de un fraude, informar de un posible bloqueo de su cuenta si no responde ciertas preguntas, responder una encuesta para mejorar el servicio o incluso anunciarle un premio. Por lo general estos correos contienen un link hacia la página falsa para así poder obtener los datos. El diseño e imagen es el mismo que utiliza la página original para comunicarse habitualmente con el cliente, lo que hace más difícil su rápida identificación.
El phishing también ocurre por teléfono, mensaje de texto y WhatsApp.
Por teléfono
El cliente es contactado en nombre del banco solicitando datos personales, números de tarjetas, cuentas y claves.
Mensajes de texto
Ocurre cuando el cliente recibe un mensaje de texto, aparentemente del banco, solicitándole que se comunique con la entidad bancaria para resolver un problema o para suministrar un número para que llame y dé sus datos personales.
El cliente recibe un mensaje bajo un nombre de contacto conocido, indicándole que cambió su número y que guarde el nuevo. Luego le ofrecen dólares en venta, si el cliente cae en el engaño, el estafador suministra una cuenta y nombre que no corresponden al contacto, y ocurre el fraude. El conocido caso “Hola, soy maría”.
Llamado a la conciencia
Ambas instituciones desarrollan campañas para concientizar a los clientes sobre los tipos de fraude, aconsejando a través de sus repectivas página web y redes sociales sobre la forma correcta de utilizar los recursos digitales a la hora de realizar las transacciones bancarias.
No hay sistema de seguridad que valga si el cliente brinda su información personal en redes sociales, teléfono o correo electrónico, por lo que es importante manejar la información bancaria con suma prudencia, descargar buenos antivirus con recursos que permitan detener posibles ataques cibernéticos y que protejan la información que contiene su computadora o dispositivo electrónico.
Por último, es importante utilizar los recursos de verificación de seguridad que brindan los diferentes portales de la banca, para evitar convertirse en blanco de fraudes o estafas.
PUBLICADO: 07 de octubre de 2020