Como homenaje póstumo a la dama del arte en Venezuela, PRODUCTO trae a su web una entrevista publicada en la edición 298 (año 2008) sobre su proyecto en la web con el cual pretendía “revivir” las entrevistas realizadas junto a su esposo Carlos Rangel en su exitoso programa “Buenos días”
Verónica Rodríguez
Sofía Ímber confundió la hora de la entrevista, pero no tardó mucho en incorporarse. En un salón de su casa –lleno de libros, fotos y objetos de arte– un par de perros entretenían a la periodista. El tercero llegó con Sofía. “Chiquita me acompaña siempre”, comenta esta mujer de diminuto tamaño, pero grande por sus aportes a la profesión del periodismo y al ámbito cultural venezolano. Una mujer que a sus 84 años sigue teniendo mucho que decir al país gracias a su aguda inteligencia y gran lucidez.
Un encuentro casual con el padre Luis Ugalde, rector de la Universidad Católica Andrés Bello, llevó a Sofía –a secas, como prefiere que la llamen dejando de lado la palabra “señora”– a materializar un proyecto que desde hacía un tiempo rondaba en su cabeza: difundir el valioso material que durante tantos años guardó entre las paredes de su casa, y que contenía una serie de entrevistas realizadas por ella y su fallecido esposo, Carlos Rangel.
Sofía compartió con Rangel la conducción de "Buenos días", programa transmitido por Venevisión, que no tardó mucho en convertirse en un ícono de la televisión. “Era tan popular, que había gente que inventaba que había estado en el programa”, recuerda Sofía.
En esa época, si no te invitaban Carlos y Sofía, no estabas en nada. “Era un programa abierto a todos”, manifiesta Sofía con orgullo. Premios Nóbel, políticos, científicos, artistas, incluso los de más renombre internacional, pasaron por Buenos días, así como por los otros programas que mantuvo la periodista: "Lo de Hoy" y "Sólo con Sofía".
Periodismo para servir
La reunión de Sofía con el padre Ugalde llevó al Centro de Investigación de la Comunicación de la Universidad Católica Andrés Bello (CIC-UCAB) a crear el archivo digital Sofía Ímber y Carlos Rangel.
“Carolina Oteyza, directora del centro, ha trabajado en esto con un equipo de gente muy profesional”, relata Sofía, que indica que también donará su biblioteca a esta casa de estudios. Hoy, diez años después de iniciado este proyecto, la página contiene más
de 9 mil entrevistas hechas por ambos periodistas entre 1969 y 1993, en sus programas matutinos Buenos días, Lo de Hoy y Sólo con Sofía. El equipo organizó las entrevistas en una base de datos y la página permite hacer búsquedas por el nombre del entrevistado, por la fecha o por cualquier palabra que pueda tener el texto de la entrevista.
Sofía explica que se trata de transcripciones exactas, donde no se obvia ni una de las palabras de los entrevistados.
Además de este material, la sala virtual contiene biografías de los entrevistados, cronologías, publicaciones, investigaciones y fotografías de ambos periodistas y sus invitados, entre los que figuran personalidades como Rómulo Betancourt (a quien Sofía recuerda particularmente por haberlo entrevistado una semana antes de su muerte, en la que fue su última entrevista), Jesús Soto, Carlos Andrés Pérez, Arturo Uslar Pietri, Renny Ottolina, Miguel Otero Silva, José Vicente Rangel, entre otros. En la lista de invitados extranjeros figuran personajes como Dalai Lama, Simón Peres, Jimmy Carter, Felipe González, Mario Vargas Llosa, Lech Walesa, Gabriel García Márquez, Mario Soares, Jorge Luis Borges.
Ante la curiosidad sobre cómo es la vinculación de Sofía Ímber con las nuevas tecnologías, ella responde: “Sólo lamento no tener menos edad para disfrutar de esas nuevas tecnologías que avanzan de forma tan violenta”. Sofía pasa buena parte de su tiempo frente a la computadora.
Dice que le llegan miles de correos y que recientemente se metió en Facebook, pero que no soportó tener tantas invitaciones. Tiene dos celulares y se alegra porque pronto le van a dar uno con las teclas grandes. “Mis hijos me regalan todos los nuevos gadgets porque saben que me encantan”, dice.
Este proyecto digital es apenas uno de los tantos que tiene en mente Sofía, que es una mujer que no se permite estar tranquila. Tiene cuatro hijos y tres nietos –uno con 43 años y dos pequeños morochos de seis– a quienes día a día trata de inculcar los tantos valores de los que –según ella– carece la Venezuela actual. Dice que lo más importante es trabajar con ética e imprimir pasión a lo que se hace. Y culmina: “Sin pasión no se trabaja”.
Porvenir a la deriva
Sofía Ímber dice conocer y amar profundamente a Venezuela. A pesar de su edad, continúa muy activa brindando sus aportes al país. Se queja de un dolor en una de sus rodillas, pero un par de días antes de la entrevista participó en una marcha en contra de las inhabilitaciones políticas, tema que centra la atención de los venezolanos desde hace algún tiempo y que ella considera como algo “antidemocrático”. Dice que lo que pase en las elecciones de noviembre va a ser decisivo.
“Vivimos un momento muy importante. Tiene que nacer una verdadera oposición: inteligente, coherente, unida, que no sólo piense en pelear un puesto”. Confía en los jóvenes, aunque lamenta su pobre formación política y la basura mental en la que vive gran parte de la sociedad. También le duele que la vocación de los políticos sea el poder y no la gente.
Una loable labor
Sofía Ímber ha ejercido el periodismo durante muchos años. En 1971, ganó el Premio Nacional de Periodismo. Aunque se inició estudiando medicina (su hermana fue la primera mujer graduada en esta carrera en Venezuela), abandonó los estudios y comenzó su vinculación con el mundo periodístico. Con el novelista Guillermo Meneses –su primer esposo– fundó el diario Crítica. Luego, junto con su segundo esposo, el periodista Carlos
Rangel, autor del libro Del buen salvaje al buen revolucionario, llegó a la televisión, donde llevó la conducción de varios programas. “La finalidad de un periodista es servir”, apunta Sofía. Fue fundadora y directora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, al que luego se añadió su nombre: Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber. Allí estuvo de 1973 hasta el año 2001, cuando desde el gobierno nacional se decretó
su salida de la institución. Ella recuerda su labor con orgullo: “Tenía apenas 600 metros cuadrados y cuando me fui se había convertido es un espacio de 22 mil metros cuadrados. Hoy lamento que la cultura sea inexistente”. Después de muchos años de esfuerzo,
y de ser un ejemplo para Venezuela, Sofía siempre se ha caracterizado por ser una mujer aguerrida, con gran fortaleza, emprendedora y muy trabajadora. “Nunca he podido dejar de trabajar”, apunta. ■
PUBLICADO: 20 de febrero de 2017