Los casi 17 años de revolución chavista están dejando un país expoliado, inerme, que desfallece por una política oficial de exterminio del capitalismo y de toda iniciativa privada.
Desde ese punto de vista el gobierno ha sido exitoso: se propuso la mayor destrucción de valor de la historia. Y lo ha logrado. Más de 8000 empresas cerradas, inversión nacional en el mínimo y extranjera en cero, expropiaciones, corrupción e ineficiencia dieron al traste no sólo con las industrias básicas, sino con casi toda empresa tomada por la esfera estatal.
La producción de lo básico, fuera de los alimentos, está peor: sin divisas y con cambio controlado los servicios, la educación, la salud, el turismo, la construcción, hasta el propio sector petrolero, las telecomunicaciones –comenzando
por la lentitud de internet, que da risa llamar “velocidad”– más las industrias transformadoras y el comercio. Todos viven una odisea: los que perviven son héroes.
Para sumar angustias está el enorme déficit energético que avizora, incluso –siendo que el chavismo sigue ejerciendo el poder sin cambiar sus políticas– que si algún día llega el momento recuperar a Venezuela, será imposible cambiar el suiche sin energía disponible.
Este informe presenta esta cruel realidad con las estadísticas del comité del derecho de la propiedad del Centro de la Divulgación del Conocimiento Económico (CEDICE), la mirada de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) y sus propuestas; así como los estudios y conclusiones del economista y profesor del IESA Richard Obuchi.
Liliana Cadena lcadena@producto.com.ve
Más detalles de este informe en la edición impresa 376 de la revista Producto, disponible en Kioscos y diversos puntos de venta
PUBLICADO: 27 de octubre de 2016